El Nacional de Acevedo sigue a paso firme en el Apertura y cuando apenas van tres fechas de iniciado el campeonato, ya está en el tercer escalón de las posiciones, a pesar de la sanción de tres puntos que está purgando. Ayer resolvió en forma concluyente el duelo que lo enfrentó con Defensor Sporting, conjunto que sumó su segunda goleada adversa consecutiva.

Si bien el 3-0 final puede resultar exagerado por lo mostrado por ambos conjuntos -ya que el juego fue bastante parejo durante cerca de 60 minutos- una seguidilla de goles tricolores entre los 14 y los 29 del segundo tiempo definió el partido. La gravitación de las individualidades de uno y otro determinó el destino de los puntos en disputa, y la demostración de contundencia en tan poco tiempo fue más que suficiente para resolver un partido que hasta ese momento estaba siendo muy cerrado, disputado y con pinta de que podía definirse con un solo gol.

Un soberbio toque de derecha de Matute Morales, que recibió una pelota en posición inmejorable tras un rebote generado por un disparo del paraguayo Aranda, abrió el marcador.

El argentino hizo el movimiento justo para que la definición fuera certera y exquisita. La incidencia fortuita fue clave, pero la importancia de esa conquista se potenció más aun porque 100 segundos después, tras un saque lateral, Mario Regueiro -que en la primera parte del partido estuvo bastante controlado- metió un cambio de velocidad por la izquierda, desbordó y habilitó a Vera, quien con una notable maniobra dejó solo a Matías Cabrera, que desde el punto penal y con el arco desguarnecido definió bien, con certero remate cruzado totalmente a contrapié de Martín Silva anotando su primer gol con la camiseta de Nacional y prácticamente definió la historia.

El toque final de la tarde victoriosa tricolor fue una magistral incursión personal de Regueiro -a esa altura ya estaba descollando gracias a los espacios que había en la retaguardia violeta- que metió una frenética diagonal de izquierda a derecha, quebró ante la marca de Williams Martínez y la clavó desde fuera del área con un zurdazo quirúrgico. Tercer gol y partido liquidado a falta de 15 minutos por jugar.

La situación se explica porque ante la falta de sintonía del juego colectivo, Nacional terminó resolviendo a su favor el partido con inspiraciones individuales, terreno en el que los tricolores fueron sustancialmente más que los violetas. Para el destaque en el conjunto de Ferrín, apenas puede mencionarse al retornado Sebastián Taborda, quien, si bien se le nota que le falta en el aspecto físico, laburó muy bien pivoteando y generando peligro en las puertas del área, aunque no culminó con precisión.

Para el anecdotario del partido quedarán las cuatro pelotas que dieron en los palos -dos para cada lado- el espléndido sol, una jugada dudosa en la que pudo existir un penal luego de una falta del Trufa Ariosa sobre el argentino Matías Rodríguez y la reafirmación de la seguidilla positiva de Nacional sobre Defensor, que tras ganarle tres veces consecutivas en las finales del Uruguayo del último campeonato, lo volvió a derrotar en el primer cruce que sostuvieron en la temporada 2009-2010.