La obra, editada por Psicolibros Waslala y avalada por la Coordinadora de Psicólogos del Uruguay, recoge experiencias en ámbitos educativos que van desde el trabajo en prevención de consumo de alcohol hasta educación especial, sexual y aplicación de técnicas alternativas. La licenciada en Psicología Gabriela Albónico, quien trabaja como psicóloga educacional desde 1991 en el colegio John F Kennedy, fue responsable de compilar el material que involucra a 18 profesionales del área.

En el lanzamiento del libro, realizado días atrás en el aula magna de la Facultad de Psicología, Albónico comentó sobre la inserción de estos profesionales en instituciones educativas, que “siempre es controvertida”. Seguidamente explicó: “Es el único que viene de otro lugar. El psicólogo se sale del sistema educativo, del recorrido tradicional [escuela, liceo, institución de formación docente] para luego volver”.

Si bien este punto puede generar críticas o discrepancia, también puede ser valorado, porque al venir de afuera tiene la capacidad de ver los problemas desde otros ángulos. “[...] cuando el psicólogo trabaja otros aspectos para facilitar el logro de los objetivos fundamentales de la institución en cuestión, muchas veces recorre caminos diferentes y maneja otros tiempos, otras miradas que no siempre son compatibles con la mirada docente y, en especial, con el sistema institucional”, cita el texto.

Respuestas al problema

El rol de los psicólogos en la educación sufrió grandes modificaciones. En las últimas décadas comenzaron a tener un papel más activo, lo que llevó a una redefinición del papel y de las tareas que desarrollan o deberían desarrollar.

En el lanzamiento del libro, María del Luján González, decana de la Facultad de Psicología de la Universidad Católica del Uruguay, destacó que los psicólogos están preparados para dar respuestas a muchas preguntas; “más que las respuestas, el psicólogo plantea muy bien las preguntas dignas de ser puestas en la mesa”, agregó.

En la lista de casos que ilustra Otra voz en la educación se puede leer sobre la experiencia del uso del fotolenguaje en la educación. Se trata de una dinámica que es desarrollada por la psicóloga educacional Jacqueline Lafitte.

El método se caracteriza por la utilización de fotografías que puedan servir de soporte a la palabra, permitiendo resolver discrepancias existentes entre un docente y los estudiantes dentro del salón de un grupo de segundo año de liceo. Las fotos elegidas, tanto por el profesor como por los alumnos, adquirieron el estatus de “imagen, movilizando las imágenes interiores con el afecto que las acompaña”. La autora del capítulo explica que “una foto puede evocar una música, un perfume o una sensación asociada al gusto o al tacto”.

A partir del análisis conjunto de lo que denotan y connotan las imágenes y las expresiones volcadas, se logra que la palabra circule entre todos los que participan en la dinámica. “Esta técnica, como cualquier técnica, no hace magia. Pero sin dudas ayuda a plantearse las preguntas y a encontrar sus respuestas, a verbalizar las angustias sin reforzar la culpabilidad que no sirve de nada”, explica Lafitte en el texto.