Si alguien por alguna cosa sólo vio el final del partido que Racing ganó anoche, puede haber quedado con la imagen errónea de una victoria ajustada y sufrida. El 2-1 con el que se cerró el juego, las caras de angustia y las uñas que deben de haber quedado desperdigadas por el cemento del Centenario, reflejaron quizá los momentos finales de un partido que fue netamente dominado por los de Sayago, quienes a través de su camino en la fase inicial y ahora en la de grupos están demostrando que la Libertadores no les queda grande.

Porque ayer Racing jugó un notable partido y le ganó muy bien al Cerro Porteño paraguayo, equipo que, si bien tiene sus limitaciones, fue víctima de una fuerza futbolística superior. Los del ingeniero Juan Verzeri desde el arranque del partido impusieron condiciones. Sus volantes laburaron muy bien y empujaron el equipo hacia adelante, dejando al rival ahogado durante los primeros 25 minutos del encuentro. Vega y Ostolaza marcaban desde el fondo y delante de ellos Barrientos, Quiñones y sobre todo Mirabaje, de genial gestión, apuntalaban la labor de Cauteruccio, único delantero neto que puso en cancha Verzeri.

La presión racinguista evidenció las fallas de la zaga paraguaya -llamativas tratándose de un equipo guaraní- y antes de que llegara la apertura del marcador a cargo de Mirabaje, que definió con precisión una jugada de pizarrón, ya había ofendido con peligro el arco de los azulgranas.

Mientras Racing iba y machacaba a la defensa rival, los paraguayos se limitaban a defenderse, hasta el punto que no exigieron a Contreras hasta bien entrado el segundo tiempo. Ahí hubo un momento de incertidumbre, unos 10 minutos en los que Racing perdió el control del juego. Pero justo en el momento en el que la victoria albiverde podía verse cuestionada, una infortunada acción del buen arquero del Cerro Porteño, Barreto, fue capitalizada por el eficaz Cauteruccio, que con todo el oficio de artillero fue a buscar una bola que parecía segura del golero. El arquero falló en el cálculo luego de un centro lejano y elevado de Cazulo -de buen aporte- y Caute la mandó a la red con un toquecito de derecha.

El 2-0 justo y categórico pudo convertirse en 3-0 en un par de llegadas, pero eso no se dio y Racing tuvo que sufrir un poco luego del descuento de los paraguayos, como para reafirmar que no hay satisfacciones sin padecimientos previos, más allá de que en varios momentos del juego se pudo haber dicho la palabra “pesto” para calificar el predominio uruguayo. Al pasar raya, los tres puntos obtenidos ayer ponen a la escuelita sayaguense en carrera en un grupo donde el favorito al primer puesto parece ser el Corinthians norteño. La apuesta de Verzeri por la Libertadores, sin embargo -el entrenador ha puesto suplentes en varios partidos del Clausura jugado a una buena gestión internacional-, le está saliendo bien. La desconfianza con la que algunos pudieron ver el duelo de primera fase ante el Junior colombiano fue desechada por una sólida e inesperadamente cómoda clasificación. Luego vino el inicio del grupo y el duelo con el Corinthians en San Pablo, y cuando se avizoraba una goleada, Racing sacó pecho y mostró clase, la misma que exhibió ayer para dejar de rodillas al actual puntero del campeonato paraguayo.