En un partido que tuvo derivaciones para dos tablas, Rampla se llevó una enorme victoria del Centenario al superar 1 a 0 a Nacional. Los victoriosos picapiedras sumaron tres puntos fundamentales para el descenso, donde su situación aún es compleja, y, de paso, sumaron porotos en la anual, clasificación en la que tienen posibilidades ciertas de meterse en la Copa Sudamericana. El tropezón de los tricolores los dejó aun más descolocados de lo que estaban en la pelea por la cima de la anual y con un panorama poco alentador de cara al remate del certamen local.
Del encuentro en sí, más allá de sus consecuencias numéricas en las tablas, no quedó mucho. El inteligente planteo realizado por los rojiverdes que dirige Del Capellán dio sus frutos y el zarpazo que metió en las redes el delantero Paul Dzeruvs antes de la media hora de juego fue, en definitiva, el que sentenció el duelo. Este desconocido jugador, pequeño y muy veloz, fue la mejor figura de su equipo y del partido -no sólo por el gol-, y se destacó en un panorama chato, en el que las notas más sobresalientes fueron el eficiente trabajo defensivo ramplense y la inoperancia de Nacional para sacar adelante un encuentro ante un rival que jugó 50 minutos con un jugador menos.
El equipo de Acevedo falló en la generación de jugadas ofensivas durante todo el partido y, si bien tuvo algunas chances de empatar el cotejo -sobre todo en el segundo tiempo, cuando jugó en campo contrario casi de forma permanente-, cayó siempre en la misma, centralizó el juego y generalmente perdió con la aguerrida última zona ramplense. Esta vez el entrenador tricolor quedó sin margen para decir que su equipo mereció, pero no ligó o que fue perjudicado por algún fallo arbitral. Los que estuvieron en falta fueron sus jugadores, que casi en ningún caso respondieron. Las ausencias de Varela y Regueiro en ofensiva no estuvieron ni cerca de disimularse con la presencia del Chapita Blanco y Balsas, si bien hay que destacar la voluntad del primero sobre la pobre gestión del segundo. Sin caer en una barata acusación de nepotismo, la presencia del volante Matías Cabrera no se justificó en lo más mínimo, y si a esto sumamos que Matute Morales acompañó al resto del equipo y estuvo por debajo de su buen nivel habitual, la conclusión de la derrota no fue otra cosa que una consecuencia lógica.
Ahora, el plantel tricolor ya está viajando rumbo a Ecuador, donde el miércoles, ante el Cuenca, tendrá la posibilidad de una resurrección de Pascua atrasada. La salida del país también deberá generar un ambiente de reflexión necesario para un cuerpo técnico y plantel que en pocas semanas -desde ahora a mediados de mayo aproximadamente- se jugará buena parte de la temporada. Rampla, por su parte, sólo puede sacar conclusiones positivas de lo realizado en el campo del Centenario el sábado. A pesar de sus limitaciones, el equipo cerrense le sacó todo el jugo a la situación, y en su búsqueda frenética de puntos para evitar perder la categoría -objetivo prioritario, según señaló tras el encuentro el propio Del Capellán- de reojo se ilusiona con colarse en una competición sudamericana, pretensión que el hincha ramplense anida desde hace años, más aun en este momento de camiseteo internacional de su eterno rival del barrio.