Por más que la tradición amiga de los cuadros grandes imponga decir que ayer jugaron Nacional y Cerrito, en realidad Cerrito jugó ante Nacional. Los tricolores se presentaron en el Parque Central por mero compromiso, mientras que los del Cerrito de la Victoria lo hicieron con el objetivo de quedarse en Primera. El partido tuvo su razón de ser en la permanencia o el descenso de los de Marcelo Saralegui: el 3 a 1 con el que ganó Nacional se sumó a las victorias de Tacuarembó y de Rampla Juniors y desencadenó la pérdida de la categoría de los auriverdes, que con sólo un empate se hubieran asegurado un año más en la A.
La infartante fecha final de la temporada regular del fútbol uruguayo hizo clic a eso de las cinco de la tarde, cuando el 2 a 0 parcial de Nacional se pisó con el 2 a 1 tacuaremboense. Cerrito quedó colgado del pasamanos con el ómnibus en marcha y a 15 minutos del remate del año futbolero. Mientras el relator Daniel López Moroy estiraba un ronco “nos quedamos” por Radio Tacuarembó, el equipo auriverde se tiraba arriba con suerte transitoria pero insuficiente. Es que Ronchetti descontó rápido para que Cerrito se pusiera a un gol de Nacional, con reloj suficiente como para buscar la salvación, pero el único grito pendiente era el que aseguraría el 3 a 1 tricolor.
Cuando asomaron los nubarrones, los ahora descendidos no pudieron repetir lo bueno que hicieron en la primera parte. Entonces había sido clave el juego de Yoel Burgueño. El delantero apareció tirado a la derecha, cerca del volante Bruzzone, e incluyó al lateral Goñi en el grupo de los que desconocíamos sus virtudes. El enganche Cardozo se sumó a un triángulo que podría haber dado mejores dividendos si hubiera contado con la compañía de ese jugador de área que ayer Cerrito no tuvo. Sobraron desbordes y buscapiés pero escasearon exigencias de las grandes para Burián.
El trámite inicial dejó a contrapié la primera ventaja tricolor, porque cuando Blanco marcó el penal que puso el 1 a 0, Nacional no había hecho méritos para sacar diferencias. La historia fue distinta en el complemento, cuando Guigou también convirtió de penal y marcó el segundo. Quizá inseguro por estar en manos de resultados ajenos, Cerrito perdió fuerza.
El equipo de Acevedo lució más ajustado. Núñez ingresó por el Tata González pero se ubicó como lateral, para que Aranda dejara la defensa y pasara a jugar como volante por derecha. El paraguayo se animó a cruzar, Guigou lo acompañó bien y el volante juvenil Facundo Píriz marcó el ritmo con buenos quites y salidas. Balsas desencadenó el pitazo del segundo penal, como ya había ocurrido cuando el primero. Aunque aquél dejó más dudas que éste.
Ronchetti merecía descontar, porque desde que entró por el lesionado Burgueño se transformó en la principal carta ofensiva de su equipo. Saralegui aprovechó su acierto para colocar al ofensivo volante Dorrego en lugar del marcador Facio y alivianar al equipo, pero ni éste ni Foletti cambiaron el panorama. Nacional hizo feliz a su gente y a la de Tacuarembó, cuando el juvenil Romero robó una pelota y habilitó al Morro. A poco de las finales, el delantero rompió la mala racha con un gol que le dibujó una sonrisa casi tan notoria como la de Gardel.