La Copa del Mundo se nos vino arriba y ya estamos por salir a la cancha. Óscar Tabárez ya hizo oficial lo que en la diaria supimos 24 horas antes, que Victorino y Arévalo Ríos serían titulares.
El lunes 31 ya dábamos cuenta en estas páginas de las posibilidades para llegar a la oncena que tenía Egidio Arévalo Ríos para ir por Walter Gargano. La cosa estaba entre sanduceros. Partíamos de un hecho: ya cuando Tabárez realizaba entrenamientos colectivos con la formación probada ante Israel, hubo al menos una jornada en la que el titular fue el aurinegro. Escribíamos, entonces, que era la búsqueda de la mejor solución entre excelentes opciones y que ése era el trabajo central de esos días todavía en Montevideo, la elección de ejecutantes de una misma partitura entre, justamente, jugadores “seleccionados”.
Arévalo tiene mucha enjundia, es un buen organizador, viene de un gran campeonato con Peñarol, asume protagonismo y seguramente puede mejorar lo de Gargano en la seguridad del pase a la hora de salir jugando. La elección de Mauricio Victorino, quien también viene en un gran semestre con la Universidad de Chile y quien está en los planteles celestes desde 2006 aunque haya sido más veces suplente que titular, tiene razones ligadas a la estrategia futbolística. Victorino es mejor solución para adaptarse a las dos formas con las que el equipo se manejará defensivamente. Un cambio de línea de tres a cuatro zagueros, con el partido en marcha, encontrará mejor ejecución en él que la que podría dar Andrés Scotti. Victorino es rápido, fuerte, experimentado y tiene gol en los tiros de esquina. Tabárez decidió con mucha fineza, porque también pudo ser Martín Cáceres quien tomara la posta. Lo dicho: es una entre varias buenas opciones.
El resto está consolidado -golero, los otros dos defensas centrales, los laterales volantes, el Ruso Pérez y los dos delanteros netos, preocupación para cualquier rival- y hay un agregado, un plus, que es fundamental que responda como lo hizo en el ensayo general ante los israelíes, Ignacio González. Es una reconquista que hizo el cuerpo técnico con la fortuna de tenerlo en el momento justo. Logró su puesta en forma en el Levadiakos griego durante el último semestre, llegó a Montevideo anticipadamente y se le entrenó a él específicamente. ¡Se armaron partidos especiales para que jugara y tomara forma futbolística! Está con toda su capacidad, con su habilidad, con la capacidad exquisita del buen lanzador por abajo y por arriba. No estará solo, sino acompañado por los Pereira, que le darán salida por los costados, respaldado por los dos volantes centrales y con la generosidad para dar juego a quienes estén por delante. En algún momento capaz que tiene a su lado a Nicolás Lodeiro y eso puede ser magnífico.
Todo lo bueno, en cuanto a tener un buen equipo en cancha en este preciso momento del debut, se ha hecho. Ha servido el trabajo del largo y del corto plazo. Lo que nadie sabe es el resultado de la confrontación, justamente por eso, porque habrá once enfrente -y son nada menos que los vicecampeones mundiales vigentes-.
No sobra nada pero se puede alcanzar mucho.
Francia es Francia, un gran rival. Viene tambaleante, es cierto. Si fuera francés estaría muy molesto con que Thierry Henry no sea titular, pero ¡ojo!, está ahí para entrar en cualquier momento, y titular tampoco lo es desde hace un tiempo en su club, el Barcelona.
No me gustó para nada Francia en el partido contra China. En esto discrepo con Tabárez, más bien con las declaraciones que ha hecho levantando mucho lo producido por los azules en ese partido amistoso de la última semana. Es cierto, llegaron más que los elementales chinos. Sí, atacaron mucho más, pero China ganó porque limitaron bien a su adversario y los franceses no pudieron superar la molestia que les producía la marca. Al final, un tiro libre en contra y 1 a 0.
No observé ajustado, ordenado, ni siquiera vistoso el medio juego que organiza el volante central Jeremy Toulalan con Yoann Gourcuff y Florent Malouda, el del Chelsea.
Adelante la figura fundamental es Franck Ribéry, del Bayern Munich, quien prefiere la entrada por izquierda, quedando el pequeño moreno Sidney Govou por derecha y el otro del Chelsea, Nicolas Anelka (¿en declive a los 31?), ocupa el centro.
Tres “ingleses” forman la línea de cuatro: Bakari Sagna y el imponente William Gallas -ambos del Arsenal-, más el capitán Patrice Evra, del Manchester United. Acompaña a Gallas, como central, Éric Abidal, del Barcelona. Estos leones negros tienen detrás a un golero poco corrido, Hugo Lloris, de sólo 23 años.
China mostró que se les puede limitar y derrotar, pero si alguien piensa que son pan comido, delira. Aun rindiendo poco, jugando un mal partido, son de temer. Es el favorito del grupo y un empate ante ellos podrá ser un buen resultado, pero está claro que el objetivo es la victoria en el debut, eso que estamos esperando con indisimulable expectativa.