Desde activistas sociales hasta el gobierno de China se han interesado en las últimas semanas en la situación de los trabajadores de las fábricas que tiene en ese país la empresa taiwanesa Foxconn Technology. Trece de sus empleados intentaron suicidarse desde que comenzó el año y diez lo lograron. Todos eran menores de 25 años y recién entraban a trabajar en la firma.

La semana pasada un trabajador de la empresa murió al tirarse desde una ventana de un edificio para empleados de la fábrica, en la ciudad industrial de Shenzhen, de acuerdo a la agencia de noticias china Xinhua. La firma emplea en China unas 800.000 personas, la mitad de ellas en dos fábricas donde se registraron los suicidios, informaron la agencia EFE y BBC. Son dos complejos fabriles con edificios dormitorio, comercios, bancos y cibercafés, en los cuales los empleados pasan buena cantidad del tiempo libre. Este régimen de trabajo es común en Shenzhen.

Se desconoce a qué responde esta ola de suicidios, y algunos psicólogos llegaron a descartar que las muertes de este tipo sean más entre los empleados de Foxconn Technology que en otros grupos de personas del país, señaló EFE. De acuerdo a la prensa de China, por cada 100.000 habitantes se registran 12 suicidios anuales en el país.

Pero días después de que se expusiera ese argumento, murió el décimo trabajador y la discusión se reabrió, quizás alimentada también con el lanzamiento en Europa del iPad, de Apple, que llevó este tema a las páginas de varios medios europeos. Foxconn Technology pertenece al conglomerado Hoi Han, de Taiwán, que provee a varias multinacionales que venden productos tecnológicos, entre ellas Sony, Dell, Nintendo y Apple.

Poco antes del último suicidio, el presidente de la compañía taiwanesa, Terry Guo, negó que los empleados trabajaran bajo presión, como denunciaban activistas sindicales de Hong Kong, que se movilizaron en defensa de ellos. Afirmaron que hacen turnos muy largos, con horas extra que extienden la jornada por más de doce horas, con fuerte presión para mantener el ritmo de producción bajo una dura disciplina.

Para responder a las críticas, la fábrica decidió abrir sus puertas a los medios de prensa, a quienes el propio Guo guió en una visita. “Éste no es un lugar donde se trata mal a los empleados”, les dijo, mientras les mostraba las instalaciones de la fábrica, entre ellas las piscinas para los empleados. De todos modos, el miércoles la empresa anunció que subirá 30% los sueldos de sus trabajadores. Sin embargo, aclaró que cada día 8.000 personas se presentan allí a pedir trabajo.

La prensa china informó el martes que un activista, Zhu Guangbing, intentó infiltrarse en las fábricas para investigar los suicidios y fue detenido por “perturbar el orden público” e interrogado por varias horas; luego anunció que no seguiría investigando.

“El gobierno chino ha dado gran importancia a las investigaciones de los incidentes, y ha ayudado a la compañía a tomar medidas eficaces para evitar que la situación empeore”, dijo en conferencia de prensa el portavoz de la Oficina de Asuntos de Taiwán china, Yang Yi. De acuerdo a BBC, la prensa china informó que esta empresa pide ahora a los trabajadores firmar acuerdos en los que se comprometen a no suicidarse y a recibir asistencia psicológica si sus jefes lo creen necesario. Además colocó redes para impedir que alguien más muera al saltar por una ventana, el método al que recurrió la mayoría de los trece empleados suicidas.