Defensor no es grande pero se acostumbra a jugar y a ganar en los torneos internacionales. Olimpia es grande pero hace años que anda en la mala. Mora es chiquito pero metió dos goles entre los zagueros paraguayos, que si de algo tienen fama es de eficientes. Los mitos andan en la mala. La versión violeta de Pablo Repetto llama al optimismo mientras que el equipo prepara con ventaja la visita a Asunción en la que se definirá la serie. Fue la vuelta al fútbol oficial luego del Mundial, en un estadio Centenario con casi tantos paraguayos como uruguayos y con un solo rasgo sudafricano: el frío.
Primera diferencia
Para el 1 a 0 Mora aprovechó un buen centro y le ganó la espalda al zaguero Maldonado, que únicamente saltando mal podía cederle la azotea a un jugador varios centímetros más bajo.
De pique, Defensor mostró algunos de los rasgos típicos de los equipos de Repetto. El 4-4-2 visto en Fénix y en sus dos pasajes por Cerro sólo se alteró cuando De Souza se tomó las libertades propias del creador. Arrancó desde el extremo zurdo de la línea de cuatro volantes a la que el director técnico es adepto, pero en algunas ocasiones se adelantó para ser enganche. Dentro de los repettismos también podría situarse un juego algo anunciado: sus equipos suelen ser esquemáticos, como si el orden táctico le quitara espacio a la improvisación que puede cambiarlo todo. Por el tipo de planteo, los volantes más abiertos y hasta los laterales juegan un rol preponderante para atacar. A la luz de las buenas sensaciones que regalaron anteriores versiones del mismo entrenador, es razonable esperar un vértigo creciente de la mano de la sucesión de partidos. Al fin y al cabo, el de ayer fue el primer juego oficial de la nueva versión fusionada.
Tan salida de la pretemporada como el equipo, la prolijidad violeta encontró su mejor aliado en el oportunismo: el primer gol llegó cuando Olimpia comenzaba a emparejar. Cinco minutos antes, el volante zurdo Ortiz puso a prueba a Martín Silva con un tiro cruzado que casi abre el marcador para los guaraníes. El arquero ya había respondido bien ante un cabezazo del enganche Figueredo.
Segunda diferencia
Pese a algún intento de la visita, el transcurso del segundo tiempo anunció la distancia final. Olimpia quedó en evidencia como un equipo de propuesta limitada. De frío a gélido, los de Cardozo le regalaron espacios al tuerto. Mora hizo un gol mal invalidado a los 19 minutos, pero la pelota le dio revancha a los 26: si la condición para ver la espectacular definición que señaló el 2 a 0 era la anulación de la jugada anterior, la injusticia valió la pena. Es que el Pulga bajó en el pecho una pelota puesta por Aranda y la clavó en un ángulo.
El antes de ambos goles está en sintonía con algunas de las expectativas que dejó el primer tiempo. Aranda habilitó en ocasión del segundo, mientras que Ariosa lo había hecho para el primero. Volante y defensa juegan por las bandas, ésas que el director técnico que se estrenó suele aprovechar. Que el vértigo se haga esperar importa menos si en las próximas presentaciones la precisión confirma que llegó temprano.
El partido se murió con Olimpia amontonando cambios que no modificaron su dibujo inicial pero sí su actitud, porque Silva metió un par de atajadas consecutivas que salvaron el cero en el arco y advirtieron que conviene no confiarse para la revancha.
Defensor recién hizo dos variantes sobre el final, para que el reloj corriera y se consolidara otro buen comienzo internacional. Es un hábito mucho más sano que el de su oponente, que, sumido en una crisis de casi diez años, regaló cinco minutos de insultos entre hinchas y dirigentes. A esta altura, la grandeza es relativa.