Fue un partido típico de los que se dan en el interior, con el incentivo de que era el último. Acá se definía todo y los jugadores lo sabían muy bien, eso se notaba al momento de disputar cada pelota. En general el trámite fue parejo aunque por momentos los tricolores helvéticos fueron un poquito más claros en el manejo de la pelota. El primer tiempo fue muy intenso y los dos equipos buscaron el arco rival; la segunda mitad fue más tranquila y lo que ambos cuadros buscaban era, más que nada, evitar que el rival le llegara a su arco.

El alargue fue similar al segundo tiempo, con más nervios, con más cansancio . Hubo expulsiones y llegó el gol, que no se veía venir por ningún lado. Unos más contentos, otros más tristes pero con la cabeza en alto sabiendo que se estuvo a la altura de la circunstancias. La verdad es que fue una fiesta del fútbol del interior.

Entre los que llegaron de Colonia, los que fueron desde Cerro Largo y los aficionados minuanos, casi tres mil personas disfrutaron del partido más importante del fútbol uruguayo de este fin de semana.

Los primeros minutos fueron muy intensos. Ninguno de los dos equipos buscó ser dueño de la pelota y ninguno lo logró. Óscar Lemes, el técnico helvético, puso desde el arranque al veterano delantero Jorge Canario Colman, quien conformaba la dupla ofensiva con César Mignone. Los dos desde el comienzo se mostraron muy rápidos y se veía que por ahí podía estar la diferencia. A los 13 minutos tuvo lugar la jugada más clara hasta ese momento: el Mono Mignone quedó en el área con pelota dominada, dio media vuelta, bien dirigida, pero de manera espectacular el golero arachán mandó la pelota al córner.

Por el lado de los melenses se destacaba lo que buscaba y quería el diminuto Lázaro Silva y también algún remate desde fuera del área, pero nada más. Sobre la mitad del primer tiempo Melo Wanderers se fue afirmando un poco y emparejando el partido, aunque seguía optando por el pelotazo largo para sus puntas al atacar, lo que no le daba buenos resultados. Y así se fue el primer tiempo. De goles ni hablamos.

Hubo que fumárselo

Esos 15 minutos en la tribuna sirvieron para comentar alguna jugada con el de al lado, comer alguna torta frita, o para que los fumadores fueran hasta la parte más alta de la tribuna a pitar (aparentemente éste era el lugar establecido para tirar humo). En los primeros minutos jugó mejor Melo Wanderers. La defensa de Nacional estaba nerviosa o distraída, lo que generó algún sobresalto para el arco de Gonchi Ruiz. El melense Matías Rodríguez demostraba querer ser el abanderado del ataque bohemio y esto, sumado al buen desempeño de Gonzalo Mattos, hacía que Melo Wanderers tuviera más la pelota, aunque no era tan claro a la hora de atacar. Se fue el segundo tiempo sin grandes jugadas ni claras posibilidades de gol pero con una intensidad de juego y un clima en las tribunas que prometían mucho para los 30 minutos restantes. De goles ni hablamos.

Alargando la esperanza

Hubo algunos cambios entre los que cabe destacar la salida de Colman en el equipo coloniense, sustituido por Martín Rodríguez, quien fue muy explosivo al encarar con la pelota. García, de Nacional, y el capitán melense, Sebastián Sosa, por agredirse mutuamente protestando la jugada anterior. Y, por fin, en el minuto 110, vamos a hablar de gol porque después de un tiro libre muy bien ejecutado por el capitán helvético Sandoval apareció solo, en el segundo palo, el joven zaguero Castiglioni, que cruzó el balón con la pierna zurda para que su apellido quedara en la historia del fútbol coloniense.

Melo buscó desesperadamente, Melo Wanderers con lo poco que le quedaba buscaba el empate y llegó a generar dos córners consecutivos en el último minuto de juego. Todos en el área, hasta el golero, que fue por la hazaña, pero la defensa de Nacional se supo defender y logró que en los últimos segundos el resultado no cambiara.