“Al maestro con cariño” debería ser el título. Además tendría que expresar de alguna manera mi sentimiento de angustia al escribir estas líneas y haber comprobado que firmó el contrato con la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF).
Realmente, maestro, usted no se quiere nada. Serán cuatro años de amarguras, de soportar insolencias, de escuchar disparates, de ver cómo tergiversan sus dichos y sus acciones. En fin, seguramente lo hace por el país, por el pueblo uruguayo que lo quiere y, fundamentalmente, lo respeta.
Le adelanto los “atrevimientos” de quienes se definen, por un lado, periodistas y, por otro, deportivos. Algunos desde Sudáfrica sólo pudieron asegurarnos que hay negros, como comprobación profunda de sus conocimientos del continente visitado.
Menos son “deportivos” porque solamente hablan de Peñarol y Nacional. Tanto es así que al término de un partido, ganen o pierdan esos equipos, el análisis es sobre ellos, si ganaron qué tan bien jugaron y si perdieron por qué fallaron, y si usted no está informado ni se entera de contra quién ganaron o contra quién perdieron, porque el rival para esos “periodistas deportivos” no cuenta.
Realizadas estas puntualizaciones, en un medio periodístico en el que hay sin duda muy buenas personas, como en cualquier profesión, no está de más señalar las barbaridades. Desde quienes con demagogia infinita, tanta como para superar la capacidad de asombro, le quieren imponer la presencia del Cebolla Rodríguez en la selección, no entendiendo que prevaleció la conducta antes que los atributos técnicos y que en Sudáfrica se hizo un buen mundial por esas razones y no por el virtuosismo de algunos, esos señores tratarán de generarle problemas. De eso supongo que es consciente.
O, como escuché decir el otro día en una emisora a una voz que también se autodefinía como periodista deportivo y no pude saber quién era: “Ahora se terminó esta comedia, va a ganar lo que pide, no hay excusas, entonces no puede en el próximo mundial no salir campeón, en el sudamericano no ganar o perder las eliminatorias, eso, o por debajo de eso, será un fracaso”.
¿Qué tomaste, hermano? Pasá la receta porque estás en un estado fuera de lo normal y por ahí hay veces en que eso es bueno para evadir la realidad.
En fin, si usted, maestro, quiere tener más canas y envejecer más rápido, allá usted, es dueño de su vida.
Ojalá tenga suerte en pila. Desde ya le agradezco en lo personal, porque sé que hará un gran trabajo con su equipo, buscando futuros futbolistas y, principalmente, mejorando a las personas que se mueven alrededor de una pelota.
No todos lo podrán comprender, pero seguramente la gente, el pueblo, sí. Eso es lo que importa y lo que lo llevó a firmar un contrato que le significa a usted una pérdida económica brutal. Independientemente de los resultados que vendrán, vaya el total apoyo a los principios de conducción que encarna Óscar Washington Tabárez.