Como quien tira un baldazo de agua fría, Argentina le mató el punto a Uruguay en la penúltima jugada de un partido que pedía empate. En la apertura del Campeonato Sudamericano sub 20, un gol agónico del delantero Juan Iturbe lo cambió todo. Ya había dibujado para que su compañero Hoyos empatara a los 59 minutos. Los tres puntos parecen demasiado en las manos de la selección argentina. No porque debieran estar en las de Uruguay, sino porque éstas merecían llevarse algo. Fue un partido para reparto de puntos. El empate ante un rival que siempre es candidato hubiera sido una linda piedra fundamental. El desafío uruguayo: que la incomodidad hija del shock no genere inseguridad.
El gol decisivo llegó tras una sucesión de errores defensivos celestes. El zaguero Cabrera peinó al córner una pelota larguísima impulsada por el arquero argentino. La defensa uruguaya y el buen golero Da Silva lucieron estáticos mientras el tiro de esquina caía pasado. Un cabezazo cómodo obligó a Gallegos a intentar sacarla en la línea. Mientras la tocaba con la mano sobre la raya, el uruguayo no pudo evitar que el anotador sirviera el plato que pateó el hígado de los de Verzeri.
Walter Perazzo, el técnico albiceleste, hizo un gol sin saltar ni tirar un córner. Movió los cimientos de un equipo de arranque pobretón con dos cambios de los que cambian. En desventaja parcial, aprovechó el entretiempo para sacar un volante de marca (Zuculini) y un media punta (Díaz) y colocar dos delanteros. El protagonista de las dos jugadas de gol se movió como un puntero derecho capacitado para buscar la diagonal y definir de zurda, mientras que el también ingresado Araujo ensanchó el campo por la izquierda. Funes Mori siguió pesando por el medio, pero tuvo mucha más compañía.
Uruguay sufrió por ambas bandas, por la derecha custodiada por Nico Rodríguez y por la izquierda del importante Polenta. El partido ya no fue el del primer tiempo, en el que la defensa sólo goteó en la jugada en la que Da Silva le tapó un tiro y un grito a Funes Mori. Ese Uruguay, en un contexto de juego lento y cortado, fue más. Encontró el gol de la ventaja en el penal cuyo rebote aprovechó Polenta, pero podría haber dañado más si Fede Rodríguez no hubiera fallado un par de veces donde habitualmente no lo hace.
Queda el saldo de las buenas corridas de Luna, de algunos anticipos de Platero, de la fortaleza del ingresado Cayetano y de cierta vocación de probar de lejos. También queda el menos grato de algunas decisiones erróneas, como cuando Vecino malogró una jugada rápida a los 78 minutos. A esa altura, todo un sacrilegio. También, el de cierta falta de audacia exhibida en ese mismo momento. Como si Argentina hubiera conseguido su inmerecida victoria mientras Uruguay preparaba la lapicera para sellar un pacto de no agresión.