Casi todos los jinetes portaban banderas de Uruguay o de Artigas y al grito de "iiija" asombraban a unos cuantos montevideanos que se los quedaban mirando y al ratito decían "ah, es por Aratirí”. Algunos aplaudían desde los balcones y no pocos conductores tocaban bocina con insistencia, molestos por un nuevo corte en el tránsito.
Convocaron la movilización productores y trabajadores del eje de la ruta 7 (de las localidades de Cerro Chato, Valentines, Santa Clara de Olimar, Tupambaé, Arévalo y El Rosario), productores y trabajadores de la costa de Rocha, la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas, el colectivo Lucha por la Tierra y el Movimiento por un Uruguay Sustentable, entre otros.
La primera marcha, el 13 de mayo, circuló por General Flores desde la Plaza del Ejército al Palacio Legislativo. Esta vez el punto de llegada fue el mismo, pero se recorrió otra zona: desde el Obelisco marchó por 18 de Julio hasta Fernández Crespo, en el cruce de ésta y la calle Colonia se sumó el Consejo de la Nación Charrúa -que se movilizaba por tratarse de un 12 de octubre y también por la causa convocante- y desde allí fueron hasta el Palacio. Julio Gómez, productor de Cerro Chato, se sintió complacido con la convocatoria, dijo que concurrió el triple de caballos y jinetes que a la primera marcha "porque se está tomando más conciencia de lo que significa" la actividad minera.
Manifestó que se tomó "con cautela" el anuncio de la minera de bajar el lugar de prioridad de este proyecto: "Simplemente, la empresa por cuestiones internacionales ha decidido bajarle la prioridad" pero también indicó que "las empresas mineras o los que invierten en minería son muy conscientes de la importancia que tienen las licencias sociales, y algo que convoca a tanta cantidad de gente es evidente que no tiene licencia social".
Intercambios
Eudaldo Silvera, pequeño productor ganadero y lanar de Santa Clara de Olimar, contó que había salido de “sus pagos” el día anterior, con una de las dos delegaciones que en camión transportaron a 300 caballos. Explicó que a él no le ha llegado un cedulón de Aratirí solicitando la prospección de su campo para saber si hay minerales, pero que de todos modos estaba alerta. Sus dos preocupaciones referían a la contaminación del agua y a la afección de la actividad productiva. Enfatizó que se contaminará el Río Negro y el Yi a partir de la mina más grande, que se proyecta en la zona de Las Palmas, en Durazno. También comentó que “en Santa Clara y Cerro Chato viven alrededor de 5.000 habitantes en cada uno y están pedidos los padrones donde están las tomas de agua de OSE, quiere decir que automáticamente esos pueblos van a desaparecer”.
Puso ejemplos de contaminación que ha provocado la actividad minera en Costa Rica, Bolivia y Argentina, hizo referencia a información de internet y el contacto con personas que han llegado a la zona, con las que ha intercambiado en este tiempo dedicado a estudiar qué significa la instalación de una minera. Consultado sobre el intercambio con autoridades de medio ambiente, Silvera comentó que el argumento es “que se está estudiando, respuestas no hay”. Agregó: “Pensamos que hay gente bien intencionada que quiere hacer lo mejor posible, pero lo vemos como algo que se nos viene para Uruguay y que creo que es muy difícil. No nos parece bueno que una zona natural de producción de alimentos se contamine con la minería, y no son 3.000, 4.000 hectáreas, va a afectar muchísimo más que eso”.
Maribel Suárez vive en Valentines, frente a la sede de Aratirí. Se quejó del polvo que vuela a partir del movimiento vehicular y mencionó el polvillo resultante del corte de las muestras que se extraen de los suelos que se hace en los laboratorios de la empresa. También indicó la contaminación de los cursos de agua, el estado inutilizable del área donde se harán los cráteres y los explosivos que se utilizarán para derribar el cierre Mulero, a un kilómetro de Valentines. “Nadie va a tener que venir con un cedulón a decirnos que nos tenemos que ir”, sostuvo, y relató uno de los tantos diálogos que se están dando en estos pueblos entre quienes están afín a la instalación de Aratirí y los que no: “Me decía una señora: 'Estás hablando con ignorancia, no va a ser con explosivo, lo van a sacar de a poquito, porque mi hijo y mi yerno trabajan ahí'. 'Ah, sí, lo van a sacar a cucharadas y soperas, todavía', le dije”.
La Asociación de Estudiantes de Agronomía también se hizo presente. Soledad Arocena, integrante de este gremio, dijo: “Lo que más nos preocupa es el modelo de desarrollo que queremos para el país; la conservación de los recursos naturales es algo fundamental”. Comentó que han tenido contacto con técnicos de la empresa y que han asistido a charlas e intercambiado con los productores, pero consideró que “hace falta información”.
En la marcha estaba también Claudia Perogurría, almacenera de Cerro Chato y productora ganadera que en 2010 le hizo un juicio a Aratirí por los destrozos provocados en su predio de 47 hectáreas en un trabajo de prospección de la minera, que resultó a su favor y por ello recibirá una indemnización de 5.000 dólares, explicó.
Como en la otra marcha, se rodeó el Palacio Legislativo y en la plaza 1º de Mayo, productores de los diferentes poblados se presentaron y agradecieron, manifestano que deseaban ser escuchados también por los legisladores que estaban dentro del recinto.