En expansión

El PAIE comenzó en 2008. Estefanía Oliva, docente responsable del programa, explicó que surgió por iniciativa de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay, que a través de sus representantes en el Consejo Directivo Central propuso que la investigación se ampliara a los estudiantes. Para desarrollar los proyectos, los equipos tienen un plazo de seis a nueve meses. La muestra expone los resultados de la segunda edición, correspondiente al llamado de 2009; están en marcha desde este mes los proyectos presentados en 2010 y a mitad de año se abrirá el llamado para la edición 2011, cuyos trabajos se desarrollarán durante 2012. El programa ha vinculado anualmente cerca de 300 estudiantes de 20 servicios universitarios; la edición 2009, presentada en la explanada hasta hoy, financió 90 proyectos (no expusieron diez, entre los que hubo renuncias y prórrogas) que resultaron seleccionados entre 110 equipos postulantes. Oliva adelantó que a partir de la convocatoria de 2011 podrán participar estudiantes de educación pública terciaria no universitaria, como cursos del Consejo de Educación Técnico Profesional (CETP, ex UTU) o del Instituto de Profesores Artigas. Los requisitos son ser estudiantes activos que cursen al menos alguna materia durante el año de inscripción, constituir un grupo de al menos dos personas y tener un docente orientador que se comprometa a apoyar al grupo durante el transcurso de la investigación. La CSIC destina anualmente dos millones de pesos, de los que a cada proyecto le corresponden 20.000. Oliva dijo que la idea es poder ampliar los fondos para responder a la demanda ascendente.

En la muestra están representadas todas las áreas del conocimiento comprendidas en la Udelar: ciencias agrarias, área artística, ciencia y tecnología, salud, ciencias sociales y humanísticas. Al recorrerla puede observarse la diversidad de intereses y campos en los que se está investigando. Algunos equipos llegaron a conclusiones o a trabajos concretos trascendentes, otros despejaron cuestiones que deberán ser retomadas. Pero, más allá de los resultados, uno de los mayores aportes del programa radica en que los estudiantes universitarios de hoy tienen la posibilidad de investigar, de recibir un dinero que costee gastos mínimos y el asesoramiento de un docente.

“Para muchos estudiantes es una primera experiencia en investigación. Nos importa ese acercamiento, que puedan ponerse en contacto con otros estudiantes, con docentes, trabajar en conjunto, fomentar la creatividad, la búsqueda de nuevas ideas. Más que nada, apuntamos a eso”, dijo a la diaria Estefanía Oliva, docente de la Unidad Académica de CSIC y responsable de este programa, a la vez que indicó que no se deja de lado el nivel académico ni las buenas condiciones en que los equipos hagan su trabajo.

Oliva señaló que los servicios universitarios tienen una experiencia y demanda de financiación desigual respecto a la investigación. Dijo que las facultades de Ciencias y de Ciencias Sociales propusieron gran cantidad de proyectos a desarrollar -se ubicaron en primer y segundo puesto, respectivamente, en este sentido-, mientras que otros centros educativos, como la Escuela de Bibliotecología, el Instituto Escuela Nacional de Bellas Artes y la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, postularon menos proyectos.

Los insumos, bibliografía y equipos que los grupos adquieren con fondos del proyecto deben ser donados a las instituciones y sirven de base para futuras iniciativas.

Mucho conocimiento

En el área de ciencias agrarias hay trabajos específicos vinculados al cruzamiento de razas vacunas, estudio de genes, alimentación de vacas en el preparto y su efecto en la nutrición fetal del ternero, evaluación del daño producido en la membrana espermática en las etapas de procesamiento del semen de toro, caracterización de la capacidad de rebrote y macollaje en maíz blanco y de fertilidad ovina, entre otros. Hay un estudio sobre el estrés provocado en el ternero por el destete abrupto y temprano ocurrido entre las seis y las 24 horas posteriores al nacimiento, en el que se evalúa su conducta al tomar leche de un balde común y al hacerlo de uno especialmente diseñado con una tetina.

En el área de ciencia y tecnología se destaca un estudio realizado por estudiantes de arquitectura bajo el nombre “Qué implica vivir sobre el Acuífero Guaraní desde el punto de vista urbanístico”, que se centra en la región de Rivera y Santana do Libramento, donde la filtración superficial del agua es muy elevada. A partir de los datos se confeccionó un cuadro de riesgo, control y propuesta para la zona estudiada y un mapa de vulerabilidad, considerando los usos productivos e industriales, el crecimiento urbano y la infraestructura. También estudiantes de esa facultad indagaron en un sistema de sacos de tierra compacta para aplicar en viviendas de bajo costo por autoconstrucción.

Hay estudios de calidad del ambiente que utilizan a los peces como bioindicadores, un relevamiento de avifauna en los bañados de Carrasco, un estudio petrológico de los diques básicos mesozoicos en la región de San Gregorio de Polanco, otro denominado “Validación experimental y matemática de un modelo funcional para predecir floraciones de cianobacterias” (algas) y “Preparación y caracterización de fibras de carbón activado a partir de lana de oveja”, entre muchos otros.

la diaria conversó con dos estudiantes avanzados de la Facultad de Ciencias, Alejandro Duarte y Víctor Olivelli, integrantes del proyecto “Un salto hacia la conservación de anfibios del paisaje protegido Quebrada de los Cuervos”, desarrollado entre febrero y diciembre de 2010. Concurrieron al lugar cuatro veces en el año y se quedaron durante un día y una noche para observar la presencia y el cántico de sapos y ranas. “Encontramos un montón de especies, la mayoría ya estaba citada. Hicimos una zonificación y vimos qué especies eran más vulnerables a los efectos antrópicos [lo relativo al accionar humano]. Aunque es un área protegida, en los predios linderos se está forestando sin ninguna regulación y en el área hay especies invasoras, como las cabras y los jabalíes, que, si bien no afectan directamente al anfibio, afectan al medio: por ejemplo, las cabras se comen ciertas plantas y eso produce que cuando llueve se laven los suelos y se transformen las condiciones del agua”, explicaron. “Los anfibios son buenos indicadores de las condiciones del hábitat, lo que es muy importante para armar un plan de manejo del área, que no existe”, resumieron. El trabajo abarca también una muestra fotográfica y de pósters que serán expuestos en distintos sitios y que luego se llevarán a la quebrada.

En el área de ciencias sociales y humanísticas se aprecian estudios de la negociación colectiva en el ámbito rural, prostitución en Uruguay, el significado del baile en subculturas de Montevideo, indagación en prácticas informativas mediáticas de estudiantes de Ciencias de la Comunicación, relevamiento y análisis de sistemas de procesamiento de datos en bibliotecas de enseñanza superior, entre otros.

En las áreas de la salud hay una investigación sobre la participación del hombre en la maternidad del hospital Pereira Rossell, otro que evalúa las malas posturas ocasionadas en los niños por no disponerse en las escuelas de mobiliario adaptado al uso de la XO, cuantificando malas posturas como no apoyar la espalda, raquitis lumbar, antepulsión de cabeza y cuello, entre otros. Otro equipo estudió la infestación por estados inmaduros de Aedes aegypti en el Cementerio del Norte de Montevideo, encontrando larvas en algunos recipientes.

Participaron también equipos de estudiantes del centro universitario de Rivera y de la sede de Salto. Entre ellos, un grupo optó por construir una herramienta metodológica para evaluar la calidad del servicio hotelero desde la perspectiva del turista.

En el área artística hay dos proyectos: uno que mediante una muestra de latas al estilo pop art pretende cuestionar las categorías de obra, artista y espectador; otro que distinguió la danza moderna de la contemporánea.