El inicio del ya muy dinámico siglo XXI exhibe la continuidad histórica de una de las modalidades más básicas de discriminación laboral en las economías capitalistas: la que persiste entre sexos, que continúa determinando un sesgo marcadamente negativo hacia las mujeres en casi todos los mercados de trabajo, siendo éstos los ámbitos sociales donde la brecha de ingresos y oportunidades se torna más evidente.

El martes 8 se celebró en casi todo el orbe el 100º aniversario del primer Día Internacional de la Mujer, y según declaró la Organización Internacional del Trabajo (OIT), “aún queda mucho por hacer para alcanzar la igualdad” entre sexos en el mundo del trabajo. Las cifras contrastan las desigualdades.

Durante 2010, la tasa mundial de desempleo marcó 6% para hombres y 6,5% para mujeres. Éstas tienden más que los hombres a concentrarse en los sectores que pagan salarios más bajos, con jornadas más extensas y condiciones de informalidad. “Este fenómeno se ve reflejado en el mayor porcentaje de mujeres que están en empleo vulnerable a nivel mundial (51,8%) que de hombres (48,9%), siendo también rezagadas cuando se trata de acceso a la formación y educación, en especial en el mundo en desarrollo”, señala la OIT.

En su informe “Panorama laboral 2010”, el organismo de Naciones Unidas consignó que, si bien en América Latina “la tasa de participación de las mujeres en el mercado se ha incrementado levemente” al pasar de 49,4% en 2009 a 49,9% en 2010, “aún persiste la brecha con la tasa de participación masculina, que asciende al 71,1%”; y aunque la desocupación entre las mujeres registró un retroceso de 9,9% a 9,1% entre un año y otro, el guarismo sigue siendo “muy superior al 6,5% de los hombres”.

El sector informal verificó un incremento del empleo mayor entre mujeres (9,9%) que entre hombres (5,3%), “y las mujeres muestran una inserción laboral más precaria en las actividades por cuenta propia, como el servicio doméstico, donde las condiciones de protección social y de ingresos suelen ser más adversas”.

En 2010, el trabajo informal afectó al 53,8% de los asalariados, contra el 53,6% en 2009; el 50,9% de los varones y el 57,6% de las mujeres sólo pudieron acceder a un empleo informal.

Las mujeres siguen concentrándose en trabajos de peor calidad, con mayores déficits de trabajo decente y condiciones más precarias de desempeño, como el servicio doméstico. En la próxima Conferencia Internacional del Trabajo, que se realizará en junio, “representantes de gobiernos, organizaciones de empleadores y organizaciones de trabajadores de los 178 Estados Miembro decidirán sobre la adopción de un Convenio y/o Recomendación para este sector”.

El primer Día Internacional de la Mujer se celebró oficialmente en 1911 tras una decisión de la Conferencia Internacional de las Mujeres Trabajadoras, realizada en 1910 en Copenhague. La demanda principal en países como Austria y Alemania “era el derecho al voto, mientras que en Estados Unidos las mujeres se manifestaban en contra de las condiciones de trabajo precarias, que eventualmente terminaron provocando un incendio en una fábrica de vestidos” con un saldo de 146 muertos, mayoritariamente mujeres inmigrantes.