En los ámbitos cercanos al peso pesado del Partido Socialista francés y presidente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, comúnmente llamado DSK, se sabía que su principal debilidad era la que le generaban las mujeres, y alguno llegó a hablar incluso de patología. También se sabía que por eso su equipo lo tenía muy controlado. Ya en 2008, una aventura con una de sus empleadas en el organismo monetario financiero internacional había puesto en peligro su cargo. El consejo de administración del FMI le había reprochado entonces “un grave error de juicio”. En aquel caso hubo una investigación judicial que concluyó que la relación había sido consentida y que DSK no había favorecido desde su cargo a su amante, y esto lo ayudó a mantener el puesto.

Su esposa, Anne Sinclair, que renunció a una brillante carrera de periodista en Francia por no interferir con la carrera política de DSK, y lo siguió luego a Nueva York cuando asumió como presidente del FMI, dijo en su blog en 2008 haber “dado vuelta la página” y aseguró: “Nos amamos como el primer día”.

Pero el sábado, cuando una mucama del hotel Sofitel de Nueva York entró a la habitación de DSK, él “habría salido completamente desnudo del baño e intentado agredirla sexualmente”, según dijo el portavoz de la Policía local, Paul Brown. Según denunció la mujer, ella escapó, avisó a sus colegas y llamó al 911. Cuando llegó la Policía, DSK ya se había ido, dejando su celular y varios efectos personales. Finalmente, fue arrestado a bordo de un avión que estaba a punto de despegar con destino a París. La empleada del hotel tuvo que ir al hospital a hacerse ver “heridas menores”, según Brown.

Ayer, el presidente del FMI fue acusado de “agresión sexual, secuestro e intento de violación” por la Justicia neoyorquina y seguía detenido. Uno de sus abogados, Benjamin Brafman, dijo a la agencia de noticias Reuters que DSK se va a declarar inocente.

En el FMI tales acusaciones pueden ser motivo de despido. Por el momento, el primer director adjunto del organismo, John Lipsky, tomó el control de forma provisoria. Una reunión del Consejo de Administración está prevista para hoy.

El más golpeado por este asunto es el Partido Socialista francés. En abril de 2012 se celebran elecciones presidenciales en Francia, y si bien DSK mantenía el misterio sobre su candidatura, era el único que aparecía en las encuestas con una fuerza que lo hacía parecer capaz de poner fin a las divisiones en su partido y de darle una oportunidad de ganarle a la derechista Unión por un Movimiento Popular, del presidente Nicolas Sarkozy. Por su cargo de director del FMI, DSK generaba rechazo en la izquierda, que se opone a las políticas que defiende ese organismo, pero él tenía la ventaja de atraer a cierto electorado de derecha, descontento por la gestión de Sarkozy.

“Es el golpe de un rayo”, dijo la primera secretaria de los socialistas, Martine Aubry, pero llamó a respetar la “presunción de inocencia”. Se esperaba que DSK anunciara su candidatura a la primaria socialista el 28 de junio.

Por su parte, la presidenta del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, no se perdió la oportunidad de lanzar: “Todo París, el París periodístico, el París político, cuchichea desde hace meses sobre las relaciones levemente patológicas que el señor Strauss-Khan parece tener con las mujeres”.

Sinclair, la esposa de DSK, emitió un comunicado de prensa en el que aseguró que “no cree ni por un segundo las acusaciones” contra su marido. Pero la prensa francesa ya da prácticamente por descartada la candidatura de DSK.