La Unión de Exportadores celebró ayer el Día de la Exportación con un almuerzo en el que disertó Bergara y que contó con la presencia de importantes figuras del gobierno, como el vicepresidente, Danilo Astori, y los ministros de Economía, Fernando Lorenzo, y de Industria, Roberto Kreimerman, junto con directivos del sector privado.

Volver al futuro

Para garantizar cierta estabilidad respecto del valor del dólar, el presidente del BCU recordó que las empresas tienen la posibilidad de utilizar el tipo de dólar forward (que establece un valor a futuro garantizado por el organismo), aunque “obviamente hay un tema de costos que estamos tratando de mitigar”. Dijo que las ventajas de ese sistema “no se pueden medir caso a caso. Es como comprar un seguro y si no choco decir que perdí plata, porque algún día se puede chocar, y lo digo con propiedad”, bromeó Bergara aludiendo al accidente de tránsito que protagonizó en 2009. Agregó que la herramienta del dólar forward tiene muy poca utilización, y entre los motivos que dan los empresarios para no usarla, en tercer lugar se menciona “creer que el gobierno intervendrá en el valor del dólar”.

El presidente de la gremial, Alejandro Bzurovski, resaltó en su discurso el favorable contexto económico que atraviesa el país, con “muy buenos niveles” de precios externos y “una tendencia al incremento” de las exportaciones medidas en dólares, que continúa pese a las dificultades en Europa y Estados Unidos.

Sin embargo, dijo que al analizar las ventas al exterior por volumen físico se aprecia que “en diez de 20 sectores se registran caídas”, particularmente en los rubros “Carne, cereales, lana, plástico y cueros”. También lamentó que “se siguen incrementando los costos en dólares”, por lo que “ese crecimiento [de exportaciones] no implica una mejor rentabilidad”. Al respecto, criticó la decisión de incrementar la tasa portuaria.

Fustigó además que el dólar se encuentre actualmente “en su valor más bajo desde 2002”, lo que provoca “pérdida de competitividad” a los exportadores, tendencia que se ve agravada por la dirección de la política monetaria.

En otro orden, reclamó realizar “mayor promoción, tener más presencia internacional y, fundamentalmente, [concretar] más acuerdos comerciales”. Sostuvo que el país está “condicionado por el Mercosur”, cuyo funcionamiento debería mejorar, y “no pueden existir trabas a la interna de nuestro bloque” porque, más allá de que se solucionan, “generan incertidumbres y complican el comercio”. En cuanto a la situación internacional, evaluó: “El mundo puede ser hoy un lugar favorable para nosotros, pero esto puede ser algo coyuntural”. “¿Qué pasa si en los próximos meses cambia de signo la situación internacional, como vaticinan algunos analistas? ¿Qué pasa si caen los precios de los commodities? ¿Qué pasa si China desacelera fuertemente su crecimiento o si cambia la coyuntura en Brasil?”, interrogó en voz alta, antes de recomendar: “Debemos ser cuidadosos de no hipotecar nuestras posibilidades a futuro. Asumir mayores costos fijos sin saber a ciencia cierta qué sucederá con nuestros precios de exportación no parece ser algo acertado”, cuestionó.

Antipizarrero

Como suele hacer Bergara, fanático de Peñarol, comenzó su disertación bromeando sobre la bonanza deportiva de su cuadro. “Vamos a hablar de la competencia local, pero como es el día de la exportación, más nos importan los campeonatos internacionales”.

El jerarca destacó el crecimiento “excepcional” que están registrando las ventas al exterior, que se aceleraron en la última década. Subrayó que “el mundo emergente está siendo el foco de una actividad exportadora muy pujante”, en un contexto “aún de crisis internacional”, y elogió la “diversificación” de las colocaciones en productos y destinos.

Ingresando al áspero tema de la competitividad, Bergara contestó que la caída del tipo de cambio nominal (la variación de cambio en pizarra) no se refleja en una baja de las exportaciones. “Mirar las pizarras y la suba-baja del tipo de cambio nominal puede ser importante pero no tiene que ver con la competitividad”, descartó. Lo mismo valoró acerca del tipo de cambio real (relación respecto de bienes y servicios), que “no parece ser un buen indicador de competitividad”.

Destacó que las variaciones del tipo de cambio se pueden generar por diversas tendencias, con distintos efectos sobre la economía, como el “exceso de gasto”, que aumenta la demanda de bienes y sus precios, sobre lo cual “no hay evidencia de que esté ocurriendo”. Interpretó que la mayor demanda “es común en economías que crecen, pero no es sinónimo de sobrecalentamiento”. En todo caso es “un síntoma” que hay que “mirar con mucha atención”. Destacó que la apreciación del peso también puede tener su explicación en la mejora de la productividad (que creció 4% anual), y “no es algo malo que suceda”. “Si corregimos el tipo de cambio real por productividad [...] empezamos a reconciliarnos con eso de que exportamos más cuando el tipo de cambio real baja”, aseveró, para afirmar después que “las empresas son más competitivas y eso se refleja en un tipo de cambio menor”.

Inflexible

Bergara argumentó que “buena parte de los incrementos de precios internacionales de los commodities se explica por la desvalorización del dólar”, pronosticando: “El día que los precios caigan, en buena medida será porque la unidad de valor, el dólar, se va a fortalecer”. El presidente del BCU destacó que la “flexibilidad cambiaria” vigente permite “contener los impactos” externos tanto positivos como negativos, “a diferencia de lo que sucedía cuando teníamos ‘tablitas’ o tipos de cambio fijo”. En respuesta a las palabras de Bzurovski quejándose de una menor rentabilidad, sostuvo que “los ingresos y costos han evolucionado de manera similar”. “Es verdad que hay mejoras de ingresos, es verdad que hay aumento de costos, es verdad, como dice Bzurovski, que los aumentos de ingresos no implican aumentos de rentabilidad, pero aquí agrego que tampoco implican un deterioro de la productividad”, contextualizó.

Desestimando el tipo de cambio como medida de la competitividad, Bergara se refirió a los datos que sobre el tema difunde el Foro Económico Mundial utilizando “109 variables”, donde Uruguay pasó del puesto 79 al 64. “Hemos mejorado poquito, pero hemos mejorado”, ponderó. Considerando ese análisis, apuntó que los principales temas sobre los que advierte el foro son justamente los dos “principales problemas en el balance de riesgos” del BCU y “nuestras principales prioridades”: la necesidad de controlar la inflación y de desarrollar los mercados financieros. Consultado sobre los efectos concretos del aumento de la tasa de política monetaria, dijo que “hay una orientación de política, no una medida específica”, añadiedo que “ir en una dirección contraria traería dificultades aun mayores”.