En economía es común hablar del concepto "burbuja de precios", pero ¿de qué hablamos cuando usamos esa expresión?. A grandes rasgos, una burbuja puede definirse como la excesiva valorización de un activo que lleva a su precio por encima de los "fundamentos del mercado", es decir, de la relación entre oferta y demanda. Asimismo, se dice que una burbuja "revienta" o "explota" cuando esa valorización cae abruptamente.

A modo de ejemplo, la crisis de las compañías "punto com" que se produjo a comienzos del milenio se debió a la excesiva apreciación de las empresas vinculadas a internet, que no pudo ser sustentada en la realidad. Más recientemente, la crisis financiera internacional de 2008, que todavía deja sus impactos en el mundo, comenzó con la explosión de la burbuja hipotecaria generada por la sobrevaloración de las viviendas en Estados Unidos hasta 2006.

Actualmente, los precios de los productos primarios -alimentos, metales y energéticos- se encuentran en niveles históricamente elevados, lo cual obviamente representa una buena noticia para los exportadores uruguayos de bienes agrícolas. Pero ello aviva la duda de si se trata de un crecimiento genuino, basado en una creciente demanda internacional, o, por el contrario, obedece a la especulación de los mercados financieros.

Un poco y un poco

El economista Pablo Moya, de la consultora Oikos, explicó a la diaria que "se puede considerar que existe una cierta burbuja", dado que "los precios no representan fielmente los componentes de oferta y demanda como para que estén situados en esos niveles". No obstante, advirtió: "Es muy difícil saber cuánto [del precio] se compone de burbuja especulativa y cuánto de fundamentos de oferta y demanda". Aunque hay un elemento especulativo, también existen "fundamentos para que los precios de los commodities estén altos". "Quizá no tan altos como están, y por eso hay un componente especulativo y se puede configurar un escenario de burbuja, pero sí existen fundamentos firmes como para que tengan un nivel históricamente elevado", precisó.

Entre los motivos que explican los altos precios mencionó, en primer lugar, "el nivel de valor del dólar históricamente bajo": cuanto más baja es la cotización internacional de billete verde, más alto es el precio de los commodities, proceso que "es fácilmente observable en el precio del petróleo" (ver recuadro). La debilidad de esa divisa facilita que los inversores aprecien esos bienes "como un refugio de valor a nivel financiero".

Asimismo, prosiguió, "existen componentes de demanda internacional" que impulsan los precios. "Quizás el principal ejemplo sea China, pero no es sólo ese país sino también otros de los llamados 'países en desarrollo', que están creciendo más y consumiendo más, lo que ha presionado al alza [de] los bienes energéticos, pero también los bienes alimentarios en general". No obstante, precios tan elevados "no son sostenibles". "Si estamos en una burbuja es porque los fundamentos, en realidad, no están determinando que los precios deban estar tan altos, por lo que en algún momento se van a tener que acomodar", ilustró.

“¿Cuándo se va a desinflar?. Bueno, no está pensado que sea en el muy corto plazo", estimó Moya, evaluando que seguramente "no será una reversión importante en el precio". Y proyectó: "Va a haber un descenso de los precios, pero no significativo [...], porque hay una demanda muy sólida", evaluó.

En cuanto al componente de demanda de productos primarios, "es claro que países que salen de la pobreza o de un consumo muy básico una vez que adquieren hábitos de consumo más elevados tratan de sostener ese consumo", por lo que existe cierto componente de demanda estructural. "Los [países] subdesarrollados o en vías de desarrollo son los que están sosteniendo el crecimiento de la economía mundial, y se estima que así sea en los próximos años, por lo que esa demanda justificaría que los precios se mantengan altos, no tan altos como ahora, pero sí altos", resumió.

Se mira y se toca

Para el economista Ramón Pampín, de la consultora PricewaterhouseCoopers, también “existe un componente de fundamentos de oferta y demanda, que en la actualidad está dominado por restricciones de oferta y por un aumento de la demanda”. Aseguró que ello es “palpable, visible y contrastable para los economistas”, quienes aprecian claramente cuándo “un fenómeno climático adverso afecta la oferta o [cuándo] el aumento de demanda de algunos productos desde China hace que los precios se sostengan altos”. Al mismo tiempo, convive un “componente especulativo” que se verifica en “un mundo líquido” (con mucho capital), donde es difícil comprender los hechos por la complejidad de “los mecanismos que ha desarrollado el sistema financiero mundial”, por ejemplo en la medición de los stocks de cada commoditie. Advierte que el componente especulativo guarda relación con “la existencia” de ese 'mundo líquido', “donde inversores buscan activos basados en commodities, que además están correlacionados negativamente con retornos de acciones y bonos”.

Sin embargo, Pampín sostiene que en la formación de los precios internacionales “el componente de fundamentos es el [más] relevante, y sobre el mismo se 'monta' el especulativo”. Es así que: “Fenómenos especulativos y de fundamentos pueden interactuar. Por ejemplo: quizás el fenómeno especulativo puede ser alimentado por determinada postura acerca de los fundamentos”, comentó el experto. Al respecto, graficó: “Si asumimos como una verdad incontrastable que la demanda -empuje de China- será muy pujante, y que además los problemas climáticos afectarán la oferta, se van a asumir precios futuros muy elevados, y esto puede hacer más atractivos 'hoy' los commodities de 'mañana', y esto se traslada al precio de los activos basados en commodities”.

Por último, fundamentó que el mundo económico actual se encuentra “impulsado por los países emergentes que establecen un impulso de demanda”, factor que, sumado a restricciones de oferta por problemas climáticos o geopolíticos, eleva el precio de los commodities. “Quizá por sobre la perspectivas de estos fundamentos es que se retroalimenta un componente especulativo, que además está incentivado en la actualidad por un 'mundo líquido' que busca activos basados en commodities”, concluyó Pampín.