Fue la primera vez que vi un Game Boy. No recuerdo si era la versión color, pero estábamos asombrados de semejante dispositivo móvil con juegos de última generación. Lo conocí en ocasión de acompañar varias tardes a nuestro golero, Marcos Bassini, que tenía los dos pies fracturados. Ese golero, que cuando hacíamos algún picado se jugaba los kilos, terminó siendo terrible puntero del Bella Vista que se metió en dos copas consecutivas, en 1999 y 2000. Desde esa época el equipo papal no se va de copas ni pude ver otro Game Boy.

El equipo del Mariscal dependía de sí mismo. Ganando se quedaba con el cuarto puesto de la anual y de no hacerlo, entonces sí, dependía de otros resultados.

El primer tiempo fue movidito. Como en la era JR, los de la dársena no pagaban peaje en el medio y pasaban rápido de defensa a ataque. Los papales se prendieron a la propuesta y era golpe por golpe la respuesta. Un par de leyes se cumplieron en esos 45 minutos iniciales.

La primera fue la “ley del ex”. El pelado Federico Pérez, nacido futbolísticamente en tiendas auriblancas, recogió una pelota que Gentilio dejó boyando tras chocar con un compañero y la mandó guardar. Como marcan las buenas costumbres, el calvo lateral no gritó el gol y River de arranque estaba ganando. Bella Vista empujaba sin mucha claridad y recién al final del primer tiempo cumplió con las condiciones necesarias y suficientes para el siguiente teorema: “Dos cabezazos en el área, entonces gol”. José Varela fue el que empató el match a la salida de un córner. 1-1 y el Bella respiraba más tranqui.

Allá al final se encendió el partido con el gol del Teca Gaglianone, con otro cabezazo en un córner. El player se ocupó de gritarle el gol a un plateísta darsenero emulando las rabietas del gran Eric Cantona. Al hincha esta vez lo salvó el alambrado. Enseguida Tarragona robó una pelota en la medialuna y dejó solo al Gatito Silva para definir, pero apareció el defensa de igual apellido para bajarlo. Nacho Nicolini remató el penal fuerte, apenas hacia la derecha, cuando Laforia había elegido el otro poste, y salvo que fuera Richard Tex Tex se le hacía imposible detener el disparo. 2-2 final y la bolilla que decía “Uruguay 3” en el sorteo de la Conmebol para la Sudamericana ya decir “Bella Vista”.