No se puede hacer un elogio general acerca del accionar de Nacional y Defensor Sporting, ni del partido en sí. No se lo merecería este encuentro de pobre nivel, de escasas jugadas gratificadoras para el público.
Horas después de finalizado el partido, en el que el equipo dirigido por Marcelo Gallardo hizo su primera presentación en su Gran Parque Central, tampoco puede desconocerse cierta justicia en el reparto de puntos que finalmente se registró. Ambos equipos igualaron, más en deméritos que en virtudes.
Sin embargo, el cronista debe dar su impresión general de cómo están ambos equipos en el Torneo Apertura que abre la temporada futbolística 2011-2012, más allá de las dos unidades ganadas por los tricolores y de las cuatro que hicieron suyas los violetas, y puede afirmar que Defensor aparece con una formación que apunta a la estabilidad, y que lo inestable es lo que caracteriza, por ahora al menos, al equipo del DT argentino.
Lo estable en Defensor no linda con el brillo pero le da elementos para salir adelante en partidos en los que las calidades futbolísticas son menores o parejas con las potenciales de sus rivales. Los 14 jugadores utilizados el sábado en la cancha del rival tuvieron sólo una variante con los presentados en el debut en el Franzini. Volvió Walter Ibáñez, un defensa muy estimado por el entrenador Pablo Repetto, que demostró su valía en la reaparición luego de una larga recuperación de una lesión importante. Junto a Ibáñez estuvo la labor firme del argentino Moiraghi, el opulento trajinar del Torito Rodríguez, el ascendente andar con excelente manejo de pelota de Aleman y la inteligencia de Risso, constituyendo una especie de columna vertebral en la que se disimulan ciertos desequilibrios, como, por ejemplo, el ofrecido por un buen jugador como Caballero, quien dejó el campo antes de tiempo en los dos primeros partidos, lesionado en el primero, expulsado en el segundo. Tampoco varió el planteo de un partido a otro: el viejo esquema del profesor José Ricardo De León de los años 70 tiene una marcada cercanía con la propuesta actual de defensa siempre armada, siempre sólida, y del planteo de bloque con líneas muy cercanas. Eso logra hacerle la vida complicada al rival de turno. Defensor da pocas facilidades, pocos espacios en sus últimos 30 metros. Hubo una excepción y fue fatal: ¿cómo le dieron esos metros libres a Álvaro Recoba cuando el partido se terminaba? El Chino los sacudió con un terrible latigazo de castigo.
Por el contrario, la inestabilidad caracteriza a Nacional. Técnico nuevo (que es un debutante, por lo tanto no experimentado en esa función), jugadores que se están integrando (Vecino fue titular sin una semana en el club, Medina entró con dos entrenamientos), los titulares variaron bastante de un partido a otro del Apertura (Poclava, titular ante River, no estuvo ni en el banco; Rolín y Calzada pasaron a éste), hay un jugador muy importante que no se sabe si sigue en el club o se va (Coates), varios jugadores no afirman sus rendimientos (Jadson Viera, Placente y Matías Sosa, más los tres que salieron).
Todo eso se nota. Si agregamos el dato de cuatro puntos perdidos, la inestable situación toma objetividad.
Sin embargo, en una situación normal, el futuro podría ser alentador. Está para entrar Boghosian; Christian Núñez puede dar seguridad en el lateral derecho; los goles de Recoba dan ánimo, Horacio Peralta espera una oportunidad; los que llegaron tarde estarán mejor partido a partido.
Lo que ha demostrado hasta ahora el equipo es una intención argentina de jugar bien a la pelota (al compañero y por abajo, para empezar), existe prolijidad y buena capacidad de armado de ataques (a Fleurquin lo tuvo que cambiar Repetto porque sucumbió ante ese fútbol de toque y fauleó más de lo aconsejable y de la amarilla se iba derecho a la roja). El 'buen juego' preconizado e intentado no alcanza, pero es un comienzo. Falta afirmar cuales son las posibilidades de apertura de cancha, cómo se profundiza, cómo se preocupa más a las defensas rivales y, en otro orden, cómo se está más firme en defensa (cinco goles en contra en dos partidos preocupan más que la conformidad que dan los cinco goles a favor).
Del partido en sí, ¿qué más? Poco. Nacional tuvo más la pelota, porque fue perdiendo durante 80 minutos, la mayor parte del partido. Atacó más. Defensor se encaminaba hacia una victoria afirmándose en dos goles rápidos en cada etapa y en crearle dificultades al rival en la llegada a su área y se fue olvidando de llegar de contra a la de enfrente, como lo hizo varias veces en la primera parte. Y, tal vez por eso, al final tuvo un castigo, un castigo Chino.