De acuerdo al criterio de medición básico de mojarse el dedo índice de la mano derecha -aún los zurdos deben adaptarse a este procedimiento- y ver para dónde sopla el viento, es muy posible que 83,7% de los aficionados al básquetbol lo sea en caracter de subsidiario al de su natural condición de seguidor del fútbol.

Con la misma certeza y sobriedad que podría tirar números MPC consultores se podría decir que 8/9 de la torta de esos consumidores de fútbol y básquetbol siguen a Nacional o Peñarol en la Copa Libertadores. Neri, además, podría agregar con números contundentes que del 16,3% de los basquetboleros que no son futboleros, a un +-8% le gusta Serrat y a otro tanto Sabina, y es posible que asistan al recital del Charrúa, por lo que quedaría un excedente de 0,3% que posiblemente asista esta noche al Palacio Peñarol para ver el tercer partido de la llave semifinal de la Liga Uruguaya de Básquetbol entre Malvín y Welcome. Casi increíble pero cierto; ante tres espectáculos de masividad en audiencia o asistencia, el básquetbol sale a la cancha del Palacio Peñarol para tratar de definir si Malvín es hoy finalista o si Welcome alarga la serie.

Es una lástima que, seguramente, a lo más que puede aspirar es a un zapping para ver cómo van mientras están jugando Nacional con Alianza, o Peñarol con Universidad de Chile, o a una rápida aparición de un móvil desde el Palacio para que informe cómo marcha la cosa.

Será desde las 21.15. Malvín viene de ganar los dos primeros partidos. El primero de manera clara, pero el del sábado -de muy bajo marcador final (55-52)- sólo pudo resolverse a falta de 8 segundos, en una noche en la que el soñador equipo de Yaquinta estiró su esperanza todo lo que pudo. Si Malvín vence, el vigente campeón se asegurará una vez más un lugar en la final, mientras que si el triunfo es para los de la W, habrá un cuarto enfrentamiento el viernes.