Se esperaba un partidazo bárbaro. Y lo fue, pero tan inclinado hacia el lado del ganador que causó sorpresa.
Los dos llegaban invictos con un solo partido jugado, cada uno, ante rivales directos, esos que están en la parte de arriba de la tabla de posiciones: Liverpool había superado a Cerro Largo en la etapa precedente y Defensor empató con Nacional en la segunda jornada. Uno primero, Liverpool, y el otro tercero. Así llegaban.
La gente concurrió a montones pero sólo disfrutaron los locales. Defensor puso en práctica un fútbol fluido, ágil, equilibrado, también contundente. Y además aprovechó errores y desajustes fatales de los visitantes.
Los goles se fueron acumulando rápidamente desde los cinco minutos, y el primer tiempo finalizó con un 3-0 claro, rotundo.
Desde el cabezazo de gol de Moiraghi -el zaguero de Cipolletti, el del Río Negro argentino, esperó en el área el córner de Aleman y la hizo impactar en la red- el partido se volcó para el lado violeta.
El planteo con cuatro defensas, dos volantes de contención -la experiencia de Fleurquin más la regularidad y justeza del Torito Diego Rodríguez- y tres enlaces -Facha Ferreira y Aleman abriendo cancha, con Nico Olivera por zonas centrales-, en apoyo cercano de un delantero de punta neto, el movedizo y picante Matías Britos, permitió un rendimiento espectacular de un once en ascenso.
A los 10 minutos un pase tipo puñalada del Torito dejó a Olivera solo por la izquierda. Éste maniobró y ubicó un pase milimétrico hacia la entrada por el centro de Ferreira. 2-0 para decepción de la tribuna liverpoolense que estaba a pleno, disfrutando del sol y padeciendo el partido.
Las respuestas del negriazul existieron -un tiro de Carlitos Núñez en el horizontal, que si entraba no valía por posición adelantada, y un sombrerito del mismo delantero en el área que no prosperó- pero el planteo tenía características heterodoxas que se le volvieron en contra en todo el partido. La presencia muy solitaria de Macchi -a dos años de los 40- fue aprovechada a pleno por Nicolás Olivera que tuvo espacios libres en forma permanente y en una zona quemante. El paraguayo Torres estuvo adelante y a la derecha del volante central pero nunca trabajó a su ritmo, mientras que del otro lado Jonathan Barboza no leyó nunca con acierto el partido y, dentro de él, su función. A partir de ese descalabro de la media cancha, los de atrás tenían problemas y los de adelante carecían de alimento aunque allí hicieron esfuerzos Diego Vera, Núñez y, luego de la temprana sustitución de Figueroa, el juvenil ex sub 17 celeste Rodrigo Aguirre.
Después, cada gol afirmaba la victoria y ni los arrestos finales de los negros daban idea de otra cosa que la victoria neta de los defensoristas, superiores en todo. Los dos goles postreros de Liverpool dejaron la llama del entusiasmo de su numerosa hinchada prendida, que terminó con gritos de “bien igual”, de “vamos, Viruta”, “vamos, Pablo”, al terminar el encuentro.
Defensor Sporting emerge como un equipo preparado para ir por más, con excelente funcionamiento y aspirando a lo máximo, ¿por qué no? Liverpool deberá rearmar el cuadro como para demostrar que el Tola no era sincero cuando afirmó, dos semanas atrás, que no estaban para primeros sino “para estar entre los ocho mejores”. No creemos que baje tanto. Quizá al mover algunas fichas se retome el buen camino.