“… no debía de quererte, no debía de quererte, y sin embargo te quiero.” Esa frase se me vino a la cabeza cuando pensaba cómo iba a enfocar estas líneas. Es que aun siendo profesional uno conserva el alma amateur. Quien escribe no puede olvidar o esconder cuántas veces, cuántas tardes estuvo en la vereda opuesta del campeón uruguayo.
... te quiero
A los distintos hay que quererlos, y lo del Chino Recoba es maravilloso.
Un partido que transitaba por la chatura que parece ser el papel film de los eventos a máxima tensión, en los que hay mucho en juego y no es fácil desenvolverse, y que se iba a ir al entretiempo sin goles, se convirtió en un poema al finalizar la primera etapa. La quitó Facundo Píriz, la tomó Vicente Sánchez -que correteó por el sector de la Olímpica- y asistió a Recoba. Ahí ponele pausa a la película y encajate unos lentes 3D, porque la definición del 20 fue exquisita: con un amague de cadera desparramó primero a un zaguero violeta y con Irrazábal ya en el piso se la pinchó de zurda.
De pie, señores
La primera etapa se fue 1-0 cuando pintaba para empate cerradito y le dio la posibilidad a Nacional de manejar el partido, administrar la ventaja y jugar a piacere.
Es que en un juego apretado, con buenas propuestas, con la coyuntura de la ventaja para los tricolores y con la administración justa pero buena de los defensoristas, tratando de sostener el golpe para darlo en el momento justo, el partido navegaba en la tensión y la paridad que a veces parece despreciar la estética del juego, para defender el partido que en el caso del sábado era tener mañana para Defensor, y era jugar sabiendo que había bola extra para Nacional.
El equipo de Gallardo aprendió a jugar así
Desde aquella lejana derrota ante Bella Vista en el Apertura hasta ahora ha pasado mucho tiempo, y cuando la cosa venía de nalgas pudo revertir la situación con un factor clave: el trabajo.
El Muñeco por sobre todas las cosas demostró coherencia, y a pesar de que algunos operadores y/o medios lo quisieron derribar, pudo salir adelante con la suya. Porque respondió a los cuestionamientos con cautela y laburo. Y claro, los resultados le jugaron a favor. Ya en el segundo tiempo del partido ante Defensor, Nacional parecía imbatible, como esos equipos que te hacen un gol y te da la sensación de que aunque juegues dos días no lo vas a empatar. Y mirá que la viola fue un dignísimo rival, con ganas y buen juego por momentos -del otro crack Nico Olivera- arrinconó a Nacional, que con la carpeta de Andrés Scotti y de otros valores jóvenes mantuvo el arco en cero.
Fueron unos cuantos minutos y en oleadas que los del Chavo Díaz procuraron sitiar a Bava con pelotas quietas y también tratando de ensanchar el campo, como en aquella que Robert Herrera se fue hasta el fondo y metió el pase casi gol para el carolino Britos, que estuvo cerca del empate, pero el arquero tricolor estuvo acorde a las circunstancias y contuvo, así como Nacional pudo contener a la viola cuando sumó a Diego Rolan en la ofensiva, moviendo también a Federico Pintos, y sumando a la mediacancha para desequilibrar en campo tricolor.
Pero está dicho, los de Marcelo Gallardo con seguridad, firmeza y madurez -no sólo impuesta por los años sino también por el desarrollo de los jóvenes como Alexis Rolín, Facundo Píriz y Maximiliano Calzada- terminaron dominando el partido y el campeonato.
El título fue justo y seguramente, aunque sea incomprobable por la vía de los hechos, merecido.
Se escribe Chino, se dice cra
Un año atrás, cuando Álvaro Recoba volvió a Nacional se lo miró de reojo. Que está viejo. Que no va a poder. Que en Danubio se arrastró. Escuchame, hermano, a los jugadores diferentes no se les puede faltar el respeto. El Chino llegó como para instalarse en una de esas clínicas que te rejuvenecen. Su pasaje en Danubio no fue el mejor, es cierto, pero en Los Céspedes le encontraron el jeito y su rendimiento fue de menor a mayor. De a poco fue jugando más. ¿Te acordás cuando jugaba 30 minutos? El sábado metió 90 y estuvo notable. Gallardo no lo apuró y lo utilizó cuando lo necesitaba, y el player de ojos achinados terminó siendo fundamental en el esquema del DT. No sólo firuleteó, gambeteó y tiró caños, sino que fue el autor de los goles más importantes de la temporada: el empate ante Defensor en el Apertura, el de la victoria ante Liverpool para ganar el torneo y los del triunfo en los dos clásicos. Tremendo. Una joyita, el veterano. Ahora puede festejar.