Tanto se habló, tanto se dijo. Que éste sí, que aquél no. Fútbol u otro deporte. Espíritu olímpico. Lo cierto era que había que esperar hasta ayer para saber quién llevaría la bandera de nuestro país en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Finalmente, el encargado de hacerlo, tal como anunció Julio César Maglione en una breve conferencia de prensa, será Rodolfo Collazo, que irá por su tercer certamen de esta índole y encabezará a los deportistas uruguayos.
El Comité Olímpico Uruguayo (COU) dio a conocer en la tarde de ayer el nombre del deportista que llevará la bandera de Uruguay en la inauguración de los Juegos Olímpicos. Rodolfo Collazo, remero de Colonia que estará por tercera vez en una cita olímpica, el pabellón el 27 de julio, fecha de inicio para Londres 2012.
En una conferencia de prensa que arrancó alrededor de 40 minutos más tarde de lo previsto, y con cerca de 30 personas de distintos medios de comunicación, el presidente del COU, Julio César Maglione, dijo: “Uruguay tendría que nombrar muchos abanderados olímpicos porque nunca tuvo en su historia una cobertura de prensa como la ha tenido en este momento. Por mayoría, el Comité Olímpico, pero en forma altamente democrática, en una discusión en la que todos sus miembros expusieron sus puntos de vista con claridad, ninguno en esta reunión dejó de hacer uso de la palabra, se resolvió que el abanderado sea el señor Collazo”.
Son 13 los miembros del directorio del COU que definieron esta causa. “Se discutió a todos los niveles y en todos los aspectos. Se analizaron antecedentes deportivos, participaciones. Se analizaron más que resultados aspectos que tuvieron que ver con la trayectoria, con los esfuerzos que han hecho”, agregó Maglione.
Luego puntualizó: “Se analizó caso por caso. No se crean que la decisión fue fácil, porque cuando se llegó al deporte individual la diferencia fue mínima. Hubo otros deportistas, como los casos de Alejandro y Andrea Foglia, que se entendió que tenían altísimos méritos, pero la mayoría creyó que el que más mérito tenía era Collazo”.
El presidente también comentó: “Unos creían que tenía que ser el fútbol, otros que no, porque entendieron que tenían que analizarse las condiciones de cómo se llegaba a los Juegos. Unos deportistas tenían más apoyo y otro menos apoyo”.
Hay que tener en cuenta que Collazo llevará la bandera en la inauguración. También se dará la misma situación cuando se cierren los Juegos Olímpicos. En este caso todavía no hay nada resuelto: “En lo que tiene que ver con la clausura, el abanderado va a ser la persona que haya producido la mejor performance. Cuando digo persona, me refiero individual o por equipo”, explicó Maglione.
Interrogado sobre si alguno de los integrantes de la delegación que viajarán estaba, por cuestiones disciplinarias, imposibilitado de portar la bandera, Maglione contestó: “En lo que refiere a aspectos de conducta, de integridad personal y lo que cada uno pueda representar como imagen del Uruguay en los Juegos Olímpicos, se entiende que todos los que van tienen esos méritos. La imagen de todos los deportistas uruguayos, lo que han hecho, cómo han llegado, porque ninguno llega en un día o en dos, son procesos de diez, 12 años, de toda una vida, hizo que tuvieran condiciones de portar el pabellón patrio”.
Vale la pena recordar algunas de las palabras que Collazo, quien actualmente tiene 29 años, nos dijo para la edición del 30 de enero de este año: “Soy uno de los tantos jugadores de fútbol frustrado, porque no jugaba nunca y acá en el club aparte del remo se juega al fútbol, al básquetbol. Los profes que tuve en esa época me ayudaron a tomar amor por el club y el deporte. Arranqué viniendo en los veranos, después lo hacía todo el año”, contó.
“A los 18 años me fui a estudiar música a Montevideo, pero nunca dejé de remar. Me salió una beca para ir a los Juegos Olímpicos de Atenas. Me fui a España, a Santander, a remar como profesional con dos compañeros. Antes de irme, hice un año de educación física becado por el Ministerio de Turismo y Deporte. Para mantener esa beca me tuve que venir al país a completar el curso. Mis dos compañeros siguen remando en España como profesionales. Yo formé una familia y estoy haciendo lo mío. Lo extraño es que en mi caso no es un deporte adquirido por la familia. Mi padre, por ejemplo, nunca remó. Entonces incentivo a los gurises a que se queden en el club entrenando. Yo no tenía las condiciones que tienen ellos. Mirá a Rodrigo [señala a un muchacho que por su aspecto parece que tiene 18], mide 1,80 metros y tiene 12 años. Yo a esa edad pesaba 80 kilos y medía 1,65. Nada que ver. Pero con sacrificio y con dedicación se puede lograr lo que uno se propone y eso es lo que le transmito a los gurises. Si llegué con menos posibilidades, quiere decir que otros pueden”.
“El apoyo del club es fundamental. Yo compito por Colonia en las regatas internas. Me pone contento, porque además de entrenador soy remero como parte del grupo. Ahora estoy preparándome desde noviembre, después del Panamericano que fue en octubre, para los Juegos de Londres. Los sábados y domingos me voy a Mercedes y entreno con mi compañero. Nos turnamos. Una vez voy yo y otra viene él”, relató el remero.
De su primera vez en competencias, compartió un lindo recuerdo. “Fue en Argentina, a nivel de clubes. Competí con un amigo en 1998 en doble par juvenil a nivel internacional. Yo era menor, tenía 15 años. Después de los Juegos Olímpicos de 2008 me ficharon en el club San Fernando de Argentina y, por suerte, tenemos todo solventado, las embarcaciones, la estadía. Recién pude tener todas estas posibilidades hace dos años. Hay que pasar todo lo otro para alcanzar la forma de solventar todo esto. Ahora voy a San Fernando y les digo que tengo gurises que andan bien y ellos los hacen ir a probarse. Los contactos facilitan”, dijo.