Con el sistema de cuidadores, el INAU buscó que niños y adolescentes salieran de la institucionalización en hogares u orfanatos y pudieran vivir en familias constituidas. Se hizo un llamado a cuidadores, que luego de ser avalados, recibían a jóvenes que por distintos motivos no podían seguir conviviendo con sus familias de origen. Sin embargo, este sistema generó diversas dificultades, y en algunas oportunidades terminó vulnerando más derechos que el modelo anterior. De acuerdo a lo que expresó en conversación con la diaria la presidenta del colectivo Infancia Adolescencia Ciudadana (Iaci), Alicia Deus, el programa no se implementó de la mejor forma porque se fue regulando “a los golpes”. La abogada explicó que nunca hubo una regulación orgánica y seria y que, por ejemplo, se fueron estableciendo normativas en leyes de Rendición de Cuentas. A raíz de esto se han dado todo tipo de situaciones, “gente bien y gente que se ha apropiado de los niños, o personas que pasan por encima de toda la legislación y del propio INAU”.

Si bien el instituto planteó el programa de Familia Amiga como alternativa al sistema de cuidadores, ambos programas siguen coexistiendo, aunque la intención del organismo es que los cuidadores dejen de existir, según indicó el director del Programa de Acogimiento Familiar, Pablo Almeida. Deus detalló que si bien los objetivos del programa de cuidadores son compatibles con el nuevo, la forma en que fue implementado hizo que terminara generando diversos resultados. A modo de ejemplo, citó el caso de una bebé cuya cuidadora inició trámites legales para su tenencia, sobre el que juzgó que “si las cuidadoras quedaran habilitadas para adoptar a los niños que cuidan, el procedimiento, registro y estudio de las familias más apropiadas desaparece”. Otro de los casos que dejó en evidencia la falta de adecuación de los tiempos legales con los tiempos de los jóvenes y las familias incluyó a una adolescente que no podía seguir viviendo con su familia biológica; la familia de una de sus amigas quería recibirla, pero por impedimentos legales la joven tuvo que permanecer un período en otro hogar. Allí no fue bien recibida y su situación cambió de tal forma que la nueva familia ya no estuvo dispuesta a aceptarla, porque el caso aumentó su complejidad.

De mal en peor

Otro de los casos fue el de una adolescente de 17 años que quedó embarazada a raíz de una relación con el hijo de su cuidadora. Se trató de una chica que no quiso mudarse a Colonia Nicolich con su madre y su caso pasó a la Justicia, por lo que fue derivada al hogar de una cuidadora. Al tiempo de que la adolescente estaba viviendo ahí, llegó a la casa el hijo de la cuidadora, de 37 años, quien mantuvo relaciones sexuales con la joven y al poco tiempo ésta quedó embarazada. Esta situación generó mucho miedo en la adolescente, se sintió amenazada por la cuidadora y ocultó su embarazo durante unos meses por miedo a que atentaran contra ella. Entonces entró en contacto con su madre, quien inició las gestiones para que volviera a su casa. De acuerdo a lo que comentó a la diaria la madre de la joven, una vez en Colonia Nicolich el hijo de la cuidadora y la limpiadora del hogar siguieron intentando persuadir a su hija de que no iniciara acciones legales por la situación.

Según comentó la abogada de Iaci Cecilia Galusso, el hombre de 37 años intentó convencer a la joven de que se casaran y le planteó que de esa forma “mataban tres pájaros de un tiro”: “Yo no voy preso, a mi madre le vuelven a dar niños y mi abuela no se mata, porque mi abuela dice que si voy preso se mata”. Sostuvo que de esta manera la responsabilidad de la situación se depositaba en la adolescente. Además, el hombre le transmitió información incorrecta, debido a que la extinción del delito en caso de que el abusador se casara con la adolescente corresponde a una norma que fue derogada.

Desde Iaci explicaron que hay pocas posibilidades de que el hombre vaya preso porque no hay legislación específica para casos de abuso sexual. Galusso indicó que cuando fue a plantear que se estaba ante una situación de abuso, el equipo de supervisoras del INAU estaba organizando el casamiento. “No se visualiza como una situación de abuso, se ve como una situación de noviazgo, porque acá no hubo violencia física para obligarla a mantener relaciones. Lo que hubo es una situación de manipulación, producto de la diferencia de edad, debido al poder que él tiene. Esa manipulación psicológica se le muestra como una situación de noviazgo y es lo que a ella la lleva a mantener relaciones con él”, ilustró.

Desde Iaci sostienen que la concreción del procesamiento del abusador depende de la subjetividad del juez y que, en este caso, es probable que no sea considerado abuso porque si la persona tiene más de 12 años y mantiene relaciones bajo consentimiento, no se considera tal. “A los efectos penales es la palabra de uno contra la del otro. Ella va a decir todo esto y él va a decir que fueron novios, que la quería, que lo provocó”, indicó Deus. Además, consideran que detrás de esta concepción hay una idea de “algo habrá hecho”, que busca responsabilizar a la adolescente de seducir al hombre. La respuesta del INAU habría sido retirar al resto de los niños del hogar. Almeida señaló que actualmente el caso “se está investigando”.

Se suma que la familia de la adolescente no tiene dinero para gastar en boletos y su madre no puede dejar de trabajar para trasladarse. Todas las veces que pidió ayuda a distintos servicios requerían de su traslado o del cambio de horario en el trabajo, y la mayoría de las veces no pudo acudir. Desde Iaci señalaron que la accesibilidad a los servicios es un “enorme problema”. Hay muchos programas sociales de los que no se tiene conocimiento y cuando se difunden depende de las posibilidades que tenga la persona de llegar, debido a que generalmente éstos no van hacia la persona.

Una salida

Para Iaci una salida es el nuevo programa Familia Amiga, pero depende de cómo se implemente. Según las abogadas, la principal falla del programa de cuidadores estuvo en el seguimiento de los casos. El psicólogo del INAU Yuri Silva estuvo de acuerdo en que ésa ha sido una de las mayores debilidades y señaló que se trata de un sistema que se aplica con el mecanismo de “ensayo, prueba y resolver qué se hace”. También comentó que otro aspecto a mejorar es la adaptabilidad de los marcos jurídicos y burocráticos a los tiempos de las personas, e indicó que se está avanzando en ese camino. “Son prácticas de décadas que tiene la institución. Algunas son invisibles hasta que te topás con el obstáculo”, detalló.

Desde Iaci se ilustró esta situación con el caso de un adolescente que al pasar a un hogar de acogida tuvo que estar aislado y sin contacto durante un mes, mientras esperaba que desde el INAU se le realizara una evaluación psicológica.

Silva explicó que Familia Amiga busca atender a los niños en un contexto familiar, como mandatan las leyes refrendadas por el país. La idea es reducir al mínimo las internaciones institucionales y los viejos hogares. “En este sistema la idea de acogimiento familiar se da a nivel nacional con las oficinas departamentales, y una de las herramientas es Familia Amiga, para que de forma solidaria, las personas que estén con disponibilidad y ganas se ofrezcan para recibir niños o adolescentes por un tiempo acotado, mientras se encuentran las soluciones a los problemas por los cuales los chiquilines y sus familias tuvieron que recurrir al INAU como una herramienta de apoyo”, explicó.

Actualmente, el programa está en su inicio y necesita de la postulación de personas que estén dispuestas a asumir esa responsabilidad, por medio de un llamado que se encuentra abierto de forma permanente. Hay tres tipos de familias amigas: permanentes, ampliadas -generalmente son agentes comunitarios o vecinos-, o de tiempo parcial. El INAU colabora con parte de los gastos y se establecen modalidades de ayuda a las familias biológicas. Un hecho importante del plan es que se prevé que el niño o adolescente siga en contacto con su familia de origen, por el derecho a su identidad y a su historia.

Según contó a la diaria Alicia López, quien tiene a su cargo dos niños en esta modalidad, se enteró por la televisión, llamó por teléfono, preguntó, recibió las pautas y se anotó. “Fue todo rápido, a la semana me llamaron”, comentó. Luego de ver a psicólogos y asistentes sociales quedó dispuesta para asumir la responsabilidad, la que está llevando adelante “con mucho amor”, comentó. “No es sólo pensar que voy a cuidar a un niño y nada más, sino que hay que tener otro montón de cosas claras”, indicó. López destacó el apoyo que recibió del INAU en los cuatro meses que lleva como familia amiga, y resaltó lo positivo del trabajo en grupo que se realiza. Para ella, lo principal es fomentar el sentido de pertenencia de los niños e involucrarlos en su núcleo familiar con otros niños de la casa. Sobre este punto Silva comentó que se trata de que puedan concebir la familia como unidad de crianza, desarrollo y personalización, “como nos ha pasado a todos”.