Llegando a la Plaza del Ejército (General Flores y Bulevar Batlle y Ordóñez), a las 11.00, me encontré con un despliegue de 22 carros tirados por caballos dispuestos en hilera, con sus dueños conversando entre ellos, prontos para reclamar una vez más por lo que consideran sus derechos. Todas las edades estaban presentes. Portaban banderas de Uruguay, así como de la Unión de Clasificadores de Residuos Urbanos Sólidos (UCRUS), que organizó la movilización.
Los manifestantes criticaban las nuevas políticas del gobierno para con la basura, la represión contra los recolectores por parte de la Intendencia de Montevideo (IM), entre otras, con música de fondo que alternaba entre folclórica y la del grupo Calle 13, que provenía de un megáfono conectado a una ceibalita. Esta situación se veía reflejada en los carros en los que los recolectores portaban carteles con frases como: “Mis antepasados trabajaron para la IM, yo para mi familia”, “La basura es la riqueza de todos, la incineración no”, “Trabajador medioambiental” y más.
Se demoró la salida ya que se debía esperar a los compañeros que se habían reunido en los otros dos puntos de concentración, avenida 8 de Octubre y 20 de Febrero, y el Viaducto de Paso Molino, para partir seguidos por la mirada atónita de los estudiantes del Instituto Tecnológico Superior (ubicado frente a la Plaza del Ejército).
Al canto de “arriba los que luchan”, “ole le, ola la, si ésta no es la UCRUS, ¿la UCRUS dónde está?” y “queremos laburar” se marchó hacia el Palacio Legislativo, donde otros recolectores y algunos medios de comunicación esperaban. Gustavo Fernández, integrante de UCRUS, estimó que reunieron un centenar de carros.
Según los organizadores, la idea de la movilización era llamar la atención para forzar la conversación con las autoridades. De esta manera, se protesta formalmente “por la defensa de nuestra fuente de trabajo, por el reconocimiento pleno de nuestro oficio y el acceso a todos los derechos que como trabajadores nos corresponden, por el cese inmediato de la requisa de carros y caballos, y el cumplimiento de convenios con las cooperativas de recolectores y contra el irresponsable proyecto de incineración de residuos”.
El valor del plástico
Una de las quejas que los recolectores por cuenta propia plantean con más fervor en este momento se refiere a la Ley Nº 17.849, de Uso de Envases no Retornables, aprobada en 2004, que comenzó a regir en 2007 sólo en Canelones y se extiende hoy a Montevideo. Con ésta “se busca la regulación a nivel nacional de la gestión de envases, a partir de un concepto de responsabilidad por parte de los productores e importadores de bienes de consumo”, según se afirma en un artículo del portal de Presidencia de agosto de 2007.
Sus objetivos primordiales son minimizar la generación de residuos de envases, promover su reutilización, generar circuitos de recolección limpios y formales, y la inclusión social de los recolectores. Con respecto a este último punto, según la UCRUS, las autoridades prevén puestos formales para 128 recolectores, cuando afirman que en Montevideo hay 15.000 personas que se dedican a este oficio (teniendo en cuenta a los familiares que en su mayoría realizan el trabajo en casa). Ésta “no es una solución verdadera, es una tomada de pelo”, dijeron.
Fuente de trabajo
Otro gran problema que han marcado con frecuencia los recolectores es el procedimiento de requisa de carros. Se denunció que en los últimos dos meses fueron requisados 30, lo que deja momentáneamente sin trabajo a sus dueños y los puede llevar a “vender pasta base o robar”, expresó un manifestante. Según Patricia Gutiérrez, secretaria de UCRUS, el viernes se reunieron con integrantes del equipo de la intendenta Ana Olivera, quienes no apoyaron la marcha y piensan seguir con la requisa. “Nos dicen ‘fuera los carros de la calle’ y nosotros decimos ‘no’; seguimos trabajando”, expresó Gutiérrez cuando habló frente al Palacio.
Siguiendo la misma línea, la secretaria de UCRUS denunció a Rita Colombo, directora del Instituto Legal de los Derechos de los Animales, quien “se une con la Policía y les roba los caballos”. A su vez, la secretaria exigió que los “entrajetados” (políticos y diputados que se hicieron presentes para ver qué ocurría) dieran una solución a esta problemática, al tiempo que sus compañeros desde los carros gritaban consignas contra el presidente José Mujica, acusándolo de que “se olvida de los pobres” y de que esta situación “parece una dictadura”. Al finalizar las palabras de Gutiérrez se comenzó a escuchar cumbia para “alegrar un poco el ambiente” y los manifestantes se dispusieron a seguir el recorrido hacia el Ministerio del Interior y luego a la explanada de la IM.