“Hoy la ciudad de Montevideo necesita audacia cultural y política para hacer que ciertas cosas sucedan. Necesitamos defender el ‘derecho a la ciudad’”. De esa forma comienza la petición que lanzó Gustavo Leal el viernes, con el objetivo de “expropiar el Cine-Teatro Plaza para garantizar el uso público” del complejo. Ayer la iniciativa estaba próxima a llegar a las 5.000 adhesiones de ciudadanos (que debían llenar un formulario online). En diálogo con la diaria, Leal sostuvo que es especialmente importante que se haya logrado el apoyo de toda esa gente en menos de dos días, y en un fin de semana del por lo general apático mes de enero.
O pa naides
El Instituto Nacional de Colonización (INC) adjudicará en forma directa 832 hectáreas a pequeños productores del colectivo Tierra Pa Todos. El anuncio fue realizado por el presidente del INC, Andrés Berterreche, que viajó a Cuchilla del Fuego (a 70 kilómetros de Guichón, en Paysandú) para celebrar el 65º aniversario de la institución. Desde mayo de 2012 los pequeños productores realizan trabajo de pastoreo en la fracción 2, que abarca 832 hectáreas de las 11.000 que tiene la colonia. En el marco de su visita, Berterreche adelantó que el 30 de enero el directorio del INC tendrá el tema sobre la mesa y que la adjudicación directa de esas tierras es inminente.
Marcelo Fagúndez, de Tierra Pa Todos, señaló que la adjudicación beneficia a 26 de las 40 familias que integran el colectivo y que si bien algunas tendrán que seguir esperando, la noticia “alienta a seguir”.
El colectivo se conformó el 8 de setiembre de 2011. “Al principio empezamos a exigir para conseguir tierra. Había un mal relacionamiento [con el INC]. Con el correr del año el colectivo fue demostrando que estaba a la altura de los acontecimientos para poder acceder a tierras. Ahora vemos que hay apertura y hemos tenido respuestas”, señaló el colono de Guichón a la vez que destacó la visita del presidente del INC “a esta altura del año”.
Consultado por la diaria, Berterreche se expresó en el mismo sentido. “Hace un año habíamos tenido una asamblea bastante picadita. Hemos podido dar respuesta a ellos y ellos están respondiendo como el INC busca, por lo cual es estimulante para ambas partes”, valoró. El jerarca remarcó que para 2013, el INC buscará comprar otras 15.000 hectáreas en el marco de la política de recuperación de tierras, que comenzó el 2 de enero con 1.180 hectáreas en Canelones.
En el gobierno la iniciativa también tuvo eco. Tanto el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) como la IM compartieron el objetivo de la petición pública, y por ello Leal fue invitado a participar en una reunión que se realizará en la mañana de hoy entre ambos organismos públicos, a la que el sociólogo llevará impresas las miles de firmas. La reunión tendrá el objetivo de considerar posibles escenarios para que la iniciativa se concrete, porque de antemano parece haberse descartado la posibilidad de expropiación por parte del Estado.
Ayer, en declaraciones al diario La República, el director de cultura de la IM, Héctor Guido, descartó la posibilidad de una expropiación estatal por motivos económicos y señaló que se buscaría una solución en la que ninguna de las partes vea violentados sus derechos. De esa forma, la IM buscará que se llegue a un acuerdo entre el propietario, el comprador y el Estado. Guido manifestó además su preocupación por la pérdida del predio cultural y mostró su interés en que siga funcionando como “un espacio de difusión de la cultura y del arte”, que si bien ya se venía manejando (ver ladiaria.com.uy/articulo/2012/11/plaza-desplazado/ ), el jueves pasado fue confirmada por el semanario Búsqueda.
Cuestión de palabras
Leal confirmó que el propio Guido lo llamó para invitarlo a la reunión de esta mañana, y señaló que tanto la IM como el MEC comparten el objetivo de recuperar el espacio, y ahora tratarán de ponerse de acuerdo en la forma en que lo intentarán. El sociólogo sostuvo que si bien la campaña que se lanzó en la web plantea que ese camino sea la expropiación, está abierto a otras posibilidades. “La IM plantea que no tiene recursos propios en este momento como para expropiar, pero los gobiernos expropian propiedades en forma asidua, no es una mala palabra. A mí no me preocupan las palabras sino los silencios”, reflexionó.
Además, señaló que habiendo acuerdo en el objetivo puede llegarse a otras salidas, y manifestó que no le gusta “pelearse con las palabras”. Leal recordó que se trata de mantener un lugar clave para la cultura uruguaya, que además está situado en el kilómetro cero de la capital, y que hay que “abrazarse al objetivo y no a la forma”.
Por otra parte, Leal opinó que la compra del complejo del Cine-Teatro Plaza no es la única que habla de la tendencia que muestra que el capital está tendiendo a ser el único diseñador de la fisonomía de la ciudad. El sociólogo recordó que en Montevideo se han perdido decenas de salas donde se exhibían productos culturales a manos de templos religiosos, tiendas o depósitos, e ilustró que la actual principal sede de la Iglesia Dios es Amor, que se ubica en Héctor Gutiérrez Ruiz y Soriano, también había sido un cine.
Leal indicó que tanto la IM como el MEC están de acuerdo en que el dinero no puede ser el único que intervenga en el diseño de las ciudades y que para fortalecer el capital cultural, una ciudad debe tener memoria y no olvidar que tiene sus íconos. El Plaza “no es cualquier lugar” para el sociólogo, porque tiene más de 60 años y está ubicado en un punto estratégico de la ciudad. En esta línea, adelantó que en las conversaciones que mantendrá con las instituciones públicas vinculadas a estos asuntos también estará la elaboración de una normativa que prevea estos aspectos y sirva para prevenir futuras situaciones. Sería mediante la elaboración de un catálogo de edificios para la cultura sobre los que se definiría que podrán cambiar sus dueños, pero no sus usos.
Leal sostuvo que el momento en el que tiene que intervenir la política se da en el punto donde hay que decir que la sociedad quiere mantener ciertas cosas. Consultado acerca del motivo por el cual la mayoría de las propiedades culturales queda en manos de iglesias, opinó que es parte de una “dinámica de la presión inmobiliaria”, sumado a que las religiones mueven mucho dinero.