De acuerdo a un contador visible en la página web de la Dirección General Impositiva (DGI), ayer se superaban los 85 millones de documentos electrónicos recibidos por el organismo. Según dijo Ferreri ayer, esta cifra implica unos 2.500 millones de dólares facturados de manera electrónica.
A nivel mundial, la modalidad de facturación electrónica crece a una tasa de 20% anual. De los 350 billones de dólares que se facturan anualmente, la modalidad electrónica supera el 5%. Aun así, no son muchos los países que han implementado este sistema. En América Latina, sólo México, Brasil, Chile y Uruguay lo han hecho; el marco normativo uruguayo se basa en la modalidad chilena. Ferreri pretende que en los primeros meses de 2014, cuando se termine de incluir a los “grandes contribuyentes” en el sistema, la facturación electrónica alcance a 50% de las transacciones locales.
De momento, son 46 las empresas que facturan electrónicamente y 52 las autorizadas para hacerlo. Asimismo, hay 541 en proceso de implementación, que implica el testing y la homologación previas para que las empresas prueben el funcionamiento del sistema. “Es como un juego”, sintetizó el director de Informática de la DGI, Daniel Laffitte: en una primera etapa la empresa realiza al menos 50 “pruebas libres” que permitan comprender el sistema. Posteriormente, en la homologación la propia DGI propone a las empresas distintos casos para que prueben su facturación.
Como ya lo ha hecho en otras ocasiones, Ferreri incluyó el sistema de facturación electrónica en las “líneas estratégicas del gobierno” y recordó que “se procura insertar dentro de la estrategia general” de digitalización. Según manifestó el jerarca, el sistema está pensado para contribuir a la sociedad en su conjunto, a las empresas que participen y a la administración tributaria. El director general de Rentas destacó que la iniciativa fomenta el comercio electrónico, genera un impacto positivo en el medioambiente -ya que se evita imprimir facturas-, ahorra costos a las empresas, genera oportunidades de negocios y empleos, posibilita la obtención de ganancias para las empresas en términos de productividad y competitividad, y, asimismo, mejora el control de las transacciones económicas. Explicó que el hecho de que una empresa se adhiera al sistema implica “mucha información” para la DGI, ya que provee datos tanto de las ventas como de las compras, y “mediante el cruce de esta información se procurará disminuir la evasión e informalidad” de los contribuyentes. “El sistema facilita a los usuarios sus trámites de contribución, al tiempo que ayuda a los que no los hacen a hacerlos”, afirmó.
Según explicó Laffitte, la DGI pretende incorporar al sistema las facturas que derivan del comercio exterior. Explicó además que esto último se pondrá en práctica en los primeros días de enero. Posteriormente, para 2015 se prevé que se trabaje en la digitalización de los libros contables, en conjunto con el Banco Mundial. Según sostuvo, se buscará una “solución gratuita” para la implementación de este sistema en las pequeñas y medianas empresas, ya que desde la DGI se pretende universalizarlo. “Cuando trabajamos en conjunto hay beneficios para todos”, concluyó Ferreri.