El panorama previo era complicado. Peñarol debía ganar por algunos goles y en Liniers Vélez Sarsfield debía vencer a los ecuatorianos de Emelec. Pero esto último no sucedió y el equipo de Jorge da Silva no pudo avanzar a los octavos de final de la Copa Libertadores de América.
No se había llegado a los 2 minutos de juego y el árbitro cobró falta al borde del área. Tiro libre muy peligroso de entrada. Pero la pelota, tras el remate, quedó en la barrera y nada pasó. JM Olivera también tuvo una pelota quieta cerca del área pero terminó afuera. La primera visitante la tuvo el Rengo Díaz con un remate desde lejos que tapó Bologna en dos tiempos. Fue lo único de los primeros 45 para Iquique.
Jorge Zambrana, por la derecha, levantó el centro al medio que le quedó a Sebastián Gallegos cerca del arco, pero el golero Naranjo cortó bien el ataque. Los aurinegros se mostraban muy superiores. Zambrana y el Vasquito Aguirregaray, junto con algo que mostraba Zalayeta, eran los más activos en el último tercio de la cancha. Los dirigidos por Da Silva por momentos estaban muy apurados y eso les jugaba en contra. Había una ansiedad manifiesta por los goles que debían hacer sí o sí.
A los 38 minutos llegó el primer desahogo. Un tiro libre ejecutado por Gallegos terminó en el fondo del arco; el balón hizo una trayectoria muy extraña -seguramente haya rebotado en algún jugador- y descolocó a Naranjo.
Me sirve y no me sirve
La primera oportunidad de la segunda mitad para los carboneros la tuvo Juan Manuel tras una buena asistencia de Zalayeta, pero el arquero trasandino la desvió al córner. Unos segundos más tarde hubo una chance más clara aún. Aguirregaray la tocó al medio y Marcelo Danubio, a un metro y medio del arco, la mandó afuera con un toque sutil.
Iquique contó con un contraataque muy peligroso. Cinco atacantes visitantes se fueron arriba ante tres defensores locales, pero Bogado le pegó antes de ingresar al área. A más de uno se le pusieron los pelos de punta.
Da Silva, que ayer lo miró desde afuera del campo por estar sancionado, colocó muchos hombres en ataque y en varias oportunidades quedó mal parado en defensa. Con el ingreso del Tony Pacheco, el DT puso en ofensiva todo lo que pudo. El propio número 8 remató cruzado y el balón pasó muy cerquita.
Entre los 74 y 76 minutos Peñarol aumentó con tantos de Zalayeta y Aguirregaray. La parte que le tocaba la estaba cumpliendo. Las miradas y los oídos giraban hacia la vecina orilla a la espera de un gol que nunca llegó.
Me sirve la victoria, tan clara y firme; sí me sirve. El empate en Liniers, sin goles y tan chirle, no me sirve.