Por varios días las calles de San José estuvieron bajo una vigilancia intimidante. Tres helicópteros Black Hawk sobrevolaban la ciudad y causaban el asombro o rechazo de los costarricenses. La visita de Obama ya estaba anunciada y la opinión pública se dividía entre la ansiosa espera y la indiferencia.

Go home

Unos 300 militantes de los partidos Obrero Socialista, Nuevo Socialista, De los Trabajadores y Revolucionario de los Trabajadores protestaron por la presencia de Barack Obama en Costa Rica. “Esta visita va a generar mayor riqueza para el gran capital, pero mayor pobreza, mayor desempleo, mayor represión sindical para los trabajadores, porque eso es lo que deja una economía sometida al imperialismo”, dijo el candidato presidencial del Partido de los Trabajadores, Héctor Monestel.

Al grito de “Obama go home”, los manifestantes lograron permanecer durante varias horas en el Parque Central, a unos 400 metros del lugar donde se desarrolló la reunión de presidentes.

El mismo día de su llegada, entre calles cerradas y desiertas, se notaba un trajín aminorado en la ciudad. Ese viernes se había declarado feriado para disminuir la actividad en la capital. Pero la curiosidad pudo más que la seguridad, y la gente se acercaba a ver pasar las delegaciones.

Centenares de personas se apostaron en las calles por las que iba a pasar “la Bestia”, el coche blindado que transporta al presidente estadounidense. “Es histórico. Yo quiero sentir su presencia. Dicen que nos ayudará, vamos a ver qué ganamos los ticos”, dijo Kattia, una vendedora de lotería que trabaja desde hace años en las calles de San José.

Algunos transeúntes, sin embargo, pasaban apurados tratando de sortear los múltiples obstáculos interpuestos entre ellos y su destino de viernes de tarde. “Esto limita mi libertad de tránsito, es un desastre. A mí ni me importan esos señores”, dijo Johnny, que pasa todos los días por las mismas calles que ese día no pudo transitar.

Además de Obama, visitaron San José, para participar en la Cumbre del Sistema de Integración de Centro América (SICA), los presidentes Otto Pérez, de Guatemala; Dean Barrow, de Belice; Porfirio Lobo, de Honduras; Mauricio Funes, de El Salvador; Daniel Ortega, de Nicaragua; Danilo Medina, de República Dominicana, y Ricardo Martinelli, de Panamá. A ellos se sumó Chinchilla como anfitriona. La agenda no incluiría negociaciones ni declaraciones, sino que sería un intercambio de palabras libre sobre temas de interés común.

Además de este encuentro, Chinchilla y Obama conversaron durante más de 30 minutos sobre asuntos variados en su reunión bilateral. Para Costa Rica, los principales asuntos que abordaron fueron el Tratado de Libre Comercio, aprobado en 2007, la promoción de energías renovables y los aportes de Estados Unidos a la educación y a emprendimientos locales.

En la conferencia de prensa que los dos presidentes dieron después, Obama comenzó por citar, sin nombrarlo, a Julio María Sanguinetti, que en 1989 visitó San José y dijo que “donde sea que haya un costarricense habrá libertad”. Tras cuatro minutos de intervención, Obama cerró con un “pura vida” en español.

Costa Rica mantiene un “patrullaje conjunto” de los mares territoriales con el servicio de guardacostas de Estados Unidos, que ha sido muy criticado en los últimos años por parlamentarios costarricenses. La diputada Carmen Muñoz, del Partido Acción Ciudadana (el principal de la oposición), ha votado en contra de la presencia de buques artillados estadounidenses. A su entender, “no ha dado buenos resultados ni ha contribuido a bajar el nivel de trasiego de estupefacientes en Costa Rica hacia el norte”.

El experto en relaciones internacionales y catedrático de la Universidad de Costa Rica Luis Guillermo Solís manifestó que la visita de Obama se debe a la “estabilidad política” del país, así como a la presidencia pro témpore que ejerce en el SICA, que logró reunir a toda la región en el encuentro con el 
estadounidense.

A medida que arriban a suelo costarricense, todos los presidentes dieron declaraciones a la prensa, excepto Obama. Hubo unanimidad en considerar que los temas de economía, seguridad, narcotráfico y migraciones serían los más importantes en el encuentro. Sin embargo, un tema que el propio Obama quiso colocar fue el de las energías renovables.

Se exploró la posibilidad de la importación de gas natural licuado por parte de Costa Rica, y la necesidad de crear más y mejor infraestructura para el trasiego de electricidad entre los países. Para ello los empresarios exigieron al Parlamento aprobar la Ley General de Electricidad, que avanzaría en brindar posibilidades a los operadores privados en la generación y transmisión de energía eléctrica.

“Es muy importante que nuestra relación no esté definida sólo por el problema de las drogas”, dijo Obama. Pero este tema está más vigente que nunca. Mientras Estados Unidos, el principal país consumidor de drogas, recibe la mercancía y declara la guerra al narcotráfico, la región centroamericana es la que sufre la violencia de esa guerra.

El sábado de tarde las calles fueron volviendo a la normalidad, los presidentes se iban retirando con sus comitivas, y el Air Force One despegó con Obama a bordo, dejando a la región con los mismos problemas y necesidades que antes.