Se desarrollaron ayer dos manifestaciones conmemorativas por los 40 años del golpe de Estado. El PIT-CNT convocó una de ellas, mientras que grupos como Plenaria Memoria y Justicia y la Tendencia Clasista y Combativa, organizaron la otra. A diferencia de lo que sucede en el Día Internacional de los Trabajadores, con dos actos en lugares ubicados a considerable distancia, esta vez las concentraciones estaban separadas por pocos metros.

En 18 de Julio y Andes, la central sindical, la Universidad de la República, la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay y otras organizaciones concretaron una de las marchas más cortas que se hayan conocido: comenzó en esa esquina y terminó con una oratoria a pocos metros del teatro Solís. Al frente, llevaban una pancarta que decía “UNTMRA presente, Nunca más dictadura”, que luego arrollaron para que las últimas tres palabras representaran a los diversos gremios que estaban presentes: el Sindicato de Artes Gráficas, el Centro de Estudiantes del Instituto de Profesores Artigas, la Asociación de Estudiantes de Medicina y el Sindicato Único de las Telecomunicaciones, entre otros.

El rector de la Universidad, Rodrigo Arocena, habló con la prensa y expresó, respecto de la Rendición de Cuentas, que el desafío es “cómo hacer del sistema de compras del Estado una palanca para impulsar la investigación y la innovación”, y criticó la “absurda exclusión de la Universidad, una vez más, de los incrementos de presupuesto”. Consultado sobre la escasa concurrencia -unas 500 personas-, el rector afirmó que “los jóvenes de ahora tienen otras formas de expresar su opinión”.

Llamó la atención una pancarta de la Tendencia Clasista y Combativa. A pesar de sus fuertes discrepancias con la central sindical, allí estaban con un cartel que decía “Hoy, como ayer, huelga general”. Al pasar por la puerta del hotel Radisson se veía la otra concentración, casi a oscuras, la de los sectores no afines a la conducción actual del PIT-CNT. Más de un dirigente, al verlos, miró con el rabillo del ojo.

Al llegar a la esquina del Solís, un camión rojo transformado en escenario y con consignas alusivas a la huelga general de 1973 sirvió para que varios dirigentes sindicales, entre ellos Marcelo Abdala, subieran para proceder a la parte oratoria junto a Arocena. Entre el público estaban la intendenta de Montevideo, Ana Olivera, y el subsecretario de Educación y Cultura, recientemente expulsado del gremio de maestros, Óscar Gómez. Luego de unas breves palabras de Arocena, en las que recordó: “Nosotros estamos acá porque hay otros que no están”, subió Ismael Fuentes, en representación del Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT.

Comenzó su discurso recordando “la gesta heroica” de la huelga general, que “es un ejemplo para todo el mundo”. Criticó a quienes creen que “la vida se resuelve entre cuatro paredes, cuando la realidad es que la vida se resuelve con la movilización y la gente en la calle”. Por ese momento, la música de la otra concentración comenzó a sonar muy fuerte, lo que comenzó a incomodar a quienes estaban encima del escenario. Pese a eso, el sindicalista siguió con su discurso, afirmando que el actual es un momento de avances y que la central “elaboró un plan de acción que se viene cumpliendo al pie de la letra: una excelente movilización en mayo, los sindicatos se movilizan todos los días en su pelea concreta, vamos a una movilización el 25 de julio y además podemos afirmar que acabamos de hacer el compromiso junto a los compañeros de los gremios de la enseñanza para que el gobierno deje abierto el debate por el presupuesto, porque se ha olvidado a gran parte de la Universidad de la República”.

Defendió las reivindicaciones de los diversos sindicatos por mayor presupuesto, pero advirtió que “el movimiento sindical tiene que estar unido junto al pueblo, no aislarse”. Al terminar, anunciaron la actividad a desarrollarse más tarde en el Solís e invitaron a todos a concurrir. La música sonaba fuerte a lo lejos. El senador Eduardo Lorier llegaba en ese instante y no podía creer que ya hubiese terminado.

Otra barra

La concentración de Plenaria Memoria y Justicia arrancaba desde la plaza Independencia y contemplaba un recorrido de escraches por diversos puntos del centro: la Cámara de Comercio Uruguay-Estados Unidos, la Cámara de Comercio Uruguaya, la Asociación Rural, la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU), el Centro Militar (CM), y cerraba en la Suprema Corte de Justicia (SCJ). En todos esos lugares la marcha se detenía para leer una proclama. Al terminar la convocatoria del PIT-CNT, en la convocatoria de Plenaria habría unas 150 personas, pero luego se pobló de manifestantes que venían de la otra, entre ellos los pertenecientes a la Tendencia Clasista y Combativa. Pancartas con mensajes como “Basta de perseguir a los luchadores”, “Abajo la DOE y el aparato represor”, “La muralla de la impunidad caerá”, “El régimen de impunidad nació con el pacto del Club Naval” y “La memoria duele y obliga” esperaban la hora de largada para empezar el recorrido.

La marcha se desarrolló con tranquilidad hasta que llegó a la sede del Instituto de Formación de la CIU, ubicada en la calle Rondeau. Después de que se leyera una proclama en la que se nombraba a los principales miembros de dicha cámara, se tildó a la institución de “cuna de explotadores”, se criticó el gobierno del Frente Amplio por “gobernar para los ricos como lo hicieron los blancos y los colorados”, se resaltó la lucha de los gremios de los docentes y se hizo un llamado a unificar la movilización. Luego, unos pocos manifestantes con las caras tapadas rompieron los vidrios de la sede empresarial.

El siguiente destino fue el CM, donde la vigilancia ya era otra. Unos 40 efectivos reforzaban la seguridad detrás de vallas de contención. Al llegar, cuatro de los manifestantes realizaron una intervención en la que simulaban ser prisioneros y permanecían de pie, con las caras encapuchadas y esposados. Mientras se leía otra proclama y se pedía castigo para los militares que cometieron crímenes violatorios de los derechos humanos, dos efectivos de la seguridad filmaban y fotografiaban a los manifestantes, hecho que generó que algunos de éstos empezaron a filmar a los efectivos. Otros se acercaron a insultarlos, y uno de ellos se agarraba los testículos al grito de “filmame ésta”.

El circuito finalizó en la SCJ, con un operativo de seguridad aún mayor que el dispuesto en la sede del CM. Increíblemente, una proclama tranquila, no por el contenido sino por la forma en que fue dicha, tranquilizó los ánimos que se habían caldeado en la dependencia militar. Un representante de la Asociación Uruguaya de Artistas Circenses criticó la medida de sacar malabaristas de las esquinas y reclamó la existencia de una Escuela de Artes Circenses, un representante de la Asociación de Jubilados y Pensionistas invitó a una actividad de “la única organización de viejos dignos” y una delegada de la Asociación de Docentes de Enseñanza Secundaria llamó a redoblar la lucha por la educación pública y pidió un aplauso para la lucha de las maestras que “históricamente ocuparon por primera vez una escuela”.

De un momento a otro, casi sin que nadie se diera cuenta, la actividad había terminado y la gente se dispersaba rápidamente. Los últimos se entretenían insultando a la Guardia Republicana, y al tortafritero no le daban las manos para tantos clientes repentinos.