Cualquier torneo internacional es una vitrina para que los jugadores se muestren al mundo. En el caso de Uruguay, finalista de la Copa del Mundo y con actuaciones destacadas, no suena raro que muchos de los juveniles que formaban parte de equipos locales vuelvan sólo para armar las valijas y despedirse de sus familiares. Hay algunos que fueron vendidos antes de que comenzara el certamen; tal es el caso de los delanteros Nicolás López, de Roma, Diego Laxalt, adquirido por el Inter de Milan, Diego Rolan, por el Burdeos francés y Diego Avenatti, por el Cagliari italiano. Los defensas Guillermo Varela y Gianni Rodríguez van a Manchester United de Inglaterra y Benfica de Portugal, respectivamente. El lateral-central José María Giménez ya es jugador del Atlético de Madrid, y Giorgian de Arrascaeta, mediocampista violeta, iría al Sevilla de España. El defensor darsenero Lucas Olaza también suena en el país peninsular. A Gonzalo Bueno, punta de Nacional, lo quiere el Southampton de Inglaterra. Muchos de los rumores sobre pases de jugadores que militan en el fútbol local suenan desde la finalización del Sudamericano clasificatorio para Turquía, pero sus respectivos clubes prefirieron cerrar tratos luego del certamen, debido a la influencia positiva en la cotización. Si además los premios FIFA incrementan el interés de los clubes, hay que tomar en cuenta que Guillermo de Amores, el excelente arquero de Liverpool, obtuvo el Guante de Oro (el mismo premio que obtuvo su actual suplente Mathias Cubero en el Mundial sub 17, cuando De Amores era su relevo) y Nicolás Diente López se llevó el Balón de Plata, lo que capitaliza la inversión de un año antes del AS Roma. ■
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