En una larga mesa, rodeada por ambos lados de docentes, integrantes de la Federación Uruguaya de Magisterio-Trabajadores de la Educación Primaria (FUM-TEP) y de la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (Fenapes), debatieron sobre el sistema educativo actual en América Latina con colegas de Argentina, Brasil y Chile. En el marco del Comité Regional de la Internacional de la Educación para América Latina (IEAL) -que se integra con representación de varias organizaciones sindicales de la educación de la región-, compartieron experiencias con el objetivo principal de construir políticas alternativas en torno al Movimiento Pedagógico Latinoamericano (MPL).
Muchos de los conflictos de la enseñanza en Uruguay los afrontan también otros países de la región, “cada uno con sus particularidades y sus diferencias”, dijo en diálogo con periodistas la secretaria general de la FUM-TEP, Elbia Pereira, ayer al mediodía. Pero más allá de los problemas puntuales en cada país, lo que une a los latinoamericanos son las “reivindicaciones de la calidad de la educación”, que en definitiva es, según Pereira, el principal desafío. “Sobre eso estamos trabajando y hacia eso vamos”, agregó.
¿Desde dónde parten los problemas educativos en la región? Todos coincidieron en que “la crisis de la educación comenzó en la década del 90 con los gobiernos de derecha”. En esa época, según Hugo Yasky, presidente del Comité Regional del IEAL y secretario general de la Central de Trabajadores de Argentina, la educación vivió un proceso de crisis “atroz”, en la cual “fue desfinanciada sistemáticamente”. Indicó que “no fue un error de cálculo”, en referencia a que el Banco Mundial les exigió siempre a los gobiernos de aquel entonces varias aplicaciones de reforma que terminaron “desquiciando” la enseñanza media. Para el argentino, el fracaso de ésta, en términos de promoción igualitaria -independientemente de la condición social de los alumnos-, demostró que “las políticas de derecha fracasaron. La privatización fue parte de esas políticas”, subrayó.
“Para construir sociedades democráticas que terminen con la pobreza y las desigualdades hay que recomponer los presupuestos educativos”, opinó, al tiempo que manifestó que la escuela es una de las “herramientas” para resolver dichos problemas. “Cuando hablamos de innovar, de cambiar las políticas, de ser audaces, de tener coraje político para poner en la educación lo que hay que poner, estamos pidiendo cambios reales y no cambio de discursos”.
Si bien “se ha avanzado mucho” al respecto, coincidieron Pereira y Yasky en relación a los gobiernos actuales de Uruguay, Argentina y Brasil, “hay mucho por transitar” porque es difícil darle a la educación el lugar que se merece, deslizó Yasky.
Fátima da Silva, vicepresidenta de la IEAL e integrante del sindicato de la Confederación de Trabajadores de la Educación de Brasil, valoró el aumento del presupuesto educativo en los países de la región, así como las posibilidades de diálogo desde los movimientos sindicales con los gobiernos, que permite “mejores procesos de negociación y conversación desde las políticas pedagógicas”, luego de varios años de “desvalorización de la educación pública”.
Desafíos
En diálogo con la diaria, Da Silva dijo que no sólo se deben discutir las políticas pedagógicas existentes en el continente, sino que se deben motivar políticas públicas que les den protagonismo a los educadores. “¿Por qué se enseña y para qué; por qué se aprende y con qué objetivos?”, cuestionó, en referencia a que son, a su entender, los grandes expertos los que desde los ministerios de Educación planifican todo, mientras que “los profesores son meros ejecutores”.
Consultada por las políticas alternativas, respondió que el MPL pretende que “los padres y profesores discutan sobre lo que los hijos y alumnos quieren aprender”, para lograr “un concepto diferente de calidad”. “Defendemos la calidad pero con referencia social, que eduque al ciudadano para la vida” y “en el contexto de todos sus derechos, no sólo en relación al mercado de trabajo”, dijo.
Para José Olivera, dirigente de Fenapes, lo alternativo y lo transformador es reconstituir la funcionalidad para la cual fueron creados los sistemas educativos, porque, según su visión, las instituciones educativas cumplen hoy una función “de guardería” en la que “la sociedad deposita, más que a los estudiantes, el conjunto de los problemas sociales”. “Por eso se han ido transformando en amortiguadores sociales de las exclusiones que el propio sistema social crea. Si empezamos a asumir desde el Estado, desde la familia y desde las organizaciones sociales todas las responsabilidades que fueron delegadas al sistema educativo, vamos a poder reestructurar la educación” e igualar los tres componentes básicos del sistema: “el estudiante, el docente y el conocimiento”, concluyó.
Silva adelantó que del 19 al 21 de setiembre se realizará un nuevo encuentro de la IEAL en Recife (Brasil), donde nació el educador Paulo Freire.