El libro fue publicado por la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) a partir de lo recabado desde 2010 por el Proyecto Central Promoción de la Convivencia Saludable. La coordinación estuvo a cargo del maestro Nicolás Alonso y la doctora en Sociología Nilia Viscardi. En el texto resumieron una investigación efectuada en 30 centros, diez de cada rama: Consejo de Educación Inicial y Primaria, Consejo de Educación Secundaria y Consejo de Educación Técnico Profesional (CETP-UTU). También contempla datos preliminares del Primer Censo de Convivencia y Participación, que el año pasado llevó a cabo la ANEP (ver la diaria del 28/12/12).

En la investigación inicial se abordó la percepción de diversos actores de las 30 instituciones consultadas, tanto del interior del país como de la capital, sobre los procesos de participación, los de exclusión y el sentimiento de integración en los centros educativos. Asimismo, se indagó sobre la normativa existente en las instituciones, es decir, las normas vigentes que regulan la vida cotidiana, su modalidad de validación y construcción. A este punto se refirió Viscardi durante la presentación del libro realizada el martes en la Escuela Pedro Figari del CETP-UTU, en Montevideo. Indicó que más que de un conjunto de normas, se trata de un “decálogo” que plantea “los diez mandamientos”, por los cuales a los niños y adolescentes se les dan órdenes sobre lo que pueden hacer y lo que no. Aquí se incluyen reglas que comprenden el vínculo con el otro, normas de carácter disciplinar, horarios de entrada y salida, uso del uniforme, etcétera. Según Viscardi esas pautas “acentúan el conflicto o malestar” en la escuela o el liceo, porque “chocan con las nuevas lógicas culturales de los adolescentes”. “Y al no debatirse, discutirse, generan una fuente de conflicto permanente”, agregó. Para los jóvenes se trata de una “práctica vacía de sentido”, por lo que genera resistencias.

La socióloga hizo un paralelismo de la realidad que se vive en los centros educativos con la sociedad uruguaya. Remarcó que cuando las reglas son infringidas los estudiantes reciben como sanción, por parte del sistema, la expulsión en casos extremos. “Se reproduce de este modo la misma tendencia que Uruguay tiene para resolver su conflicto social por vía de la migración de los jóvenes. Esta desvinculación que observamos de algunos adolescentes en los centros educativos podría ser un paralelo de la tendencia histórica que tiene Uruguay de expulsar a sus jóvenes. Podemos pensar que una sociedad no envejece necesariamente porque su pirámide demográfica lo haga sino porque encuentra enormes dificultades para dinamizar, cuestionar sus valores, sus reglas de convivencia, de intercambio”, puntualizó.

Percepción milenaria

Álvaro Rico, decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República; Marcelo Viñar, presidente de la Asociación Psicoanalítica del Uruguay; y Martín Prats, responsable de la Dirección de Derechos Humanos del Consejo Directivo Central de la ANEP comentaron el libro. Mientras hablaban, sentados entre el público, tres adolescentes con camperas en las que se leía “Liceo Delta” ojeaban el texto que se obsequiaba a la entrada. En determinado momento, la joven que estaba sentada en el medio le hizo leer un párrafo a su compañero de la derecha. “Acá nos pasa de todo. El otro día, agarré a uno que se tiraba escaleras abajo con el respaldo de un banco. No pueden con esas cosas. Que te entran por la ventana, que te salen sin permiso, que andan paseando por todo el liceo cuando hay clase. Cada tanto son las bombas de olor, si es que no consiguen bombas brasileras. ¡Les encanta! La vez pasada reventaron el latón de la basura con una de ésas. No te podés imaginar lo que fue el ruido…” Los dos adolescentes se rieron en voz baja y recomendaron a la chica sentada más a la izquierda que también leyera el extracto de una entrevista a la directora de un liceo de Montevideo. Esta última se largó a reír, cuidándose de que nadie la oyera.

Los jóvenes volvieron a largar las carcajadas cuando Viñar leyó dos frases milenarias pero que mantienen vigencia. “No veo esperanza para el futuro de nuestro pueblo en tanto dependa de la frívola juventud de hoy, pues ciertamente todos los jóvenes son increíblemente irresponsables…, son demasiados impulsivos y los límites los impacientan”. “Los jóvenes de hoy aman el lujo, están mal educados, desdeñan la autoridad, no tienen ningún respeto por sus mayores y charlan en vez de trabajar. Ya no se ponen de pie cuando un adulto entra en la habitación en donde se encuentran. Contradicen a sus padres, en la mesa se apresuran a engullir los postres, cruzan las piernas y tiranizan a sus maestros”. Viñar acotó que las frases fueron escritas por Hesíodo y Sócrates, hace 2.500 años y 2.800, respectivamente.

Núcleo

Los consejos de participación en los centros de estudio, donde debe estar representada la voz de los estudiantes, los docentes, los padres e integrantes de la comunidad fueron pensados como un espacio de integración. Viscardi recordó que durante el período de Germán Rama, ex director general del Consejo Directivo Central de la ANEP entre 1995 y 2000, se labró un acta que limitó los derechos de participación de los estudiantes. El gobierno progresista apuntó a recuperar esa participación estudiantil y docente perdida. Sin embargo, esto ocurre en un marco en el que el sistema educativo está determinado por la presencia del discurso de la violencia social, que repercute en forma negativa en los vínculos educativos.

En Gramática(s) de la convivencia se plantea que en los espacios de participación se pueden trabajar las normas de convivencia que rigen la cotidiana, pero también los aspectos educativos. “Esa participación puede disminuir la tendencia por la cual los alumnos o los padres pocas veces pueden incidir en lo concerniente a la determinación de lo que hay que enseñar, cómo hay que enseñarlo y cómo serán evaluados los aprendizajes de los estudiantes. Es decir, incidir en aquello que constituye el núcleo de la vida escolar”.