Útil pero sufrido juego de la selección de Óscar Tabárez, que aplicó la táctica de visitante y resultó utilitaria. Después de sufrir durante buena parte del encuentro, Uruguay terminó derrotando 2-1 a los chilenos en la cancha de Colo-Colo. Ante un Chile que dominó las estadísticas -llámese a esto controlar el balón con porcentajes amplios de posesión, dándole tratamiento basado en pases y profundidad que complicaron, sumándole que su mitad de la cancha se apoderó de la mayoría de pelotas divididas y, en ofensiva, contó con más chances que Uruguay-, pero no pudo con el rubro que manda: los goles. Y fue mérito de la selección celeste, que defendió sin dejar espacios claros, presionó la salida de los trasandinos y contó con una zona final segura, como siempre, sumada al incansable trajinar de Egidio Arévalo Ríos.

¿El primer gol? Lo contó el máximo relator Goñi, que siempre está, porque justo minutos antes se cortó la transmisión televisiva. Centro desde la izquierda por intermedio de Fabián Orellana y cabezazo abajo de Alexis Sánchez, contra el palo de Fernando Muslera, que no llegó. Iban 25 minutos. La última de la primera parte fue nuestra. En el minuto de descuento bajaron a Álvaro Palito Pereira y Diego Rolan empató con cabezazo de pique, anticipación certera de un centro tirado notablemente por Carlos Sánchez. El ex delantero de Defensor Sporting que actualmente juega en el fútbol francés fue uno de los mejores exponentes celestes en el césped colocolino.

El dispositivo modo resguardo que prefirió el Maestro Tabárez incluyó cuatro defensores por delante de Muslera: Maxi Pereira, Diego Godín, José María Giménez y Álvaro Pereira, a los que se sumó Egidio como volante tapón. Delante de Cacha, la finalidad fue poblar el centro neurálgico del terreno: Nicolás Lodeiro y Carlos Sánchez por el medio, Cristian Rodríguez por la izquierda y Diego Rolan por la banda derecha. Como único punta fijo -que es un decir porque anda por donde el juego lo disponga- jugó Edinson Cavani.

Uruguay fue un bandoneón. Se apretó contra la última zona cuando la música la ponía el exigente juego del equipo de Jorge Sampaoli; buscó proyectarse y abrirse cuando logró hacerse con el balón. Uruguay no regaló, fue compacto; tal vez le faltó esa otra conductividad que sí se vio en el Centenario ante Costa Rica, para generar más oportunidades de gol. En el primer tiempo, la táctica funcionó. Casi no hubo chances claras para los chilenos, aunque casi siempre tuvieron la pelota. En el segundo tiempo el encuentro se hizo más entreverado y llegaron los cambios. Uno de los reemplazos celestes, el Tata Álvaro González, fue el autor del gol de la victoria, que llegó tras un largo balón aéreo, que primero cabeceó Abel Hernández, luego Rolan hasta llegar al volante de Lazio, que definió para poner un triunfo valioso en el camino hacia la Copa América del año próximo.