Cuando Viega embocó el arco de Munúa con precisión de billarista apenas 14 minutos después del comienzo del partido disputado en el Parque Central, a muchos nos ganó la cabeza la idea del flamante campeón que se deja estar tras la consagración. Pero a Nacional no lo paró ni la resaca. Al ratito, llegaron dos tantos del goleador Alonso y las buenas ideas de Juventud no alcanzaron para evitar un marcador final de 4-1 que estiró a 11 la racha de victorias tricolores consecutivas. En el séptimo día, el equipo del Guti puso en on el modo tabla anual. Aún estamos lejos del arranque del Clausura, pero predomina la sensación de que para sus más cercanos perseguidores será difícil arrebatarle la tabla que acumula el puntaje del año.

Detalles

Nacional (4): Munúa (presente); Colo Romero (va), R García, Polenta (perfecto) y Espino (recorre); Porras (titán) y Arismendi (58’ Calzada); H Giménez (mereció), Recoba (74’ G Pereiro) y De Pena (76’ Seba Fernández); y Alonso (a más). DT: Álvaro Gutiérrez.

Juventud (1): M Rodríguez; Reyes (mala tarde), Machado, R Cabrera y M Pérez; Viega, Latorre (75’ Millacet) (ofensivo), Romero y Porcari (intentó) (62’ Malaka Martínez) (sobregirado); y Báez (labura) y Puerari (cosas) (62’ Cuatrín) (no ligó). DT: Jorge Giordano.

Goles: 14’ Viega (J); 27’ Alonso (N); 34’ Alonso (N), de penal; 52’ Giménez (N) y 85’ Pereiro (N).

Polenta y Porras jugaron un partido perfecto, necesario para desactivar el toque pedrense. Ése que interrumpió la siesta de La Blanqueada con el gol de Viega, que se volvió el extremo más visible de un trabajo colectivo interesante gracias al armado de Porcari, la habilidad de Puerari y el esfuerzo de Báez para moverse por todo el frente de ataque.

Nacional tuvo la virtud de escaparse del cuello de botella sin caer en el nerviosismo. Identificó un flanco en el extremo derecho de la defensa rival, donde Reyes no pudo con las llegadas de Espino y la profundidad de De Pena. Fue la ruta que habilitó la conexión con Alonso, que empató el partido tras unos cuantos minutos de predominio albo. Y lo dio vuelta al ratito, porque le cometieron un penal que él mismo remató tras un error del arquero Martín Rodríguez al intentar defender un kilométrico tiro libre de Recoba.

El arranque del segundo tiempo ratificó la tendencia a la superioridad locataria. Henry Giménez hizo el gol que merecía tras destacarse en una línea de mediapuntas, en la que el Chino y De Pena rindieron algo por debajo. Con el partido 3-1, Munúa paró las últimas piñas que Juventud tiró mientras le quedaban esperanzas: le sacó el descuento al interesante Cuatrín y, a la vuelta de la esquina, a Machado. Pereiro hizo el cuarto y erró el quinto, mientras Cuatrín confirmaba que ni el tiro del final le iba a salir, y Malaka Martínez paseaba una impotencia que lo llevaba a golpear sin que el árbitro Falce lo castigara como debía. Anécdotas que confirman la sensación de que a este Nacional no hay rival que lo complique, patada que lo asuste ni laurel que lo duerma.