Paró de pecho el Tony, dominó la pelota en el piso y remató fuerte al palo de Bernardo Long. La pelota le picó antes al coloniense, y si a eso le sumás el gran remate del 8, es dificilísimo contenerla. 1-0 Peñarol en 17 minutos, lo que pareció por lo menos simplificar el inicio de un partido que a priori era durísimo por el buen momento de Rampla, por el mal momento de los de Jorge Fossati y por el factor climático: entre el viento y la intensa lluvia podría haber sido un partido peligroso para cualquiera de los dos. Lo cierto es que el capitán aurinegro hizo lo que pedía la cancha, tomar el balón y patear de lejos, y las pelotas fueron complicadas toda la tarde para los goleros. Al rincón y gol. Hasta ese momento nadie había pateado al arco, y él lo hizo. A los jugadores con tanta clase, los años no les pesan; al gol le agregó unos buenos primeros 30 minutos de partido, manejando la pelota y siendo el guionista del equipo aurinegro. Después de la apertura del score por parte de los locatarios, el partido se estancó un poco y comenzó a quedarle cómodo a Peñarol, que con la ventaja favorable en el resultado se asentó en la cancha, dejando que los minutos del reloj de 45 fueran pasando. Por el lado picapiedra, los de Marcelo Saralegui apelaron, como durante todo el Apertura, a la velocidad de Paul Dzeruvs, que quedaba para la contra junto a Gonzalo Malán. Pero después, tras un tiro libre que llegó al área, la tomó otra vez Pacheco, que giró en el área y le prendió como con un látigo con su pierna zurda, ¡uh! Pudo haber sido el segundo de Antonio, que completó una muy buena primera etapa en el estadio. La más clara de Rampla fue un cabezazo buenísimo de Malán que se fue apenas ancho, pasando cerquita del palo derecho de Washington Aguerre -el artiguense fue titular por la ausencia de Pablo Migliore-, con previo centro exquisito, a tres dedos, de Gustavo Aprile. Otra de las jugadas vibrantes llegó en el final del primer tiempo: Jonathan Rodríguez, con su potencia y velocidad, se metió en el área de Long y le rompió el travesaño de un zapatazo. A esa altura, la ventaja de 1-0 para Peñarol estaba bien, y tal vez podía haberse estirado un poco más.
Un amor visceral
El segundo tiempo estuvo bastante chato hasta que Rampla, que había hecho poco en el partido, lo empató 1-1 por intermedio de Gonzalo Malán, que volvió a cabecear solo en el área, de gran manera, cruzado al palo derecho de Aguerre tras otro gran centro de Aprile. La jugada comenzó con un yerro increíble de Bizera, que se resbaló y generó el ataque ramplense. Desde ese momento habría qué ver la reacción de Peñarol, que está en caída por la eliminación en la Sudamericana y el mal Apertura y tenía que empezar a remar otra vez para, por lo menos, llegar al clásico con Nacional no tan relegado. A Rampla, en cambio, le venía bárbaro el gol, se acomodaba en el partido y proyectaba dos puntos en la tabla del descenso. Y, claro, también tendría la semana para preparar su clásico ante Cerro. Como si fuera poco, Gonzalo Malán le pegó casi desde la casa, con una potencia espectacular, y la mandó a guardar con un tiro libre maravilloso al ángulo, inatajable. Golazo de Rampla, que en pocos minutos lo daba vuelta y sorprendía a todos. Al rato se dio otro cimbronazo: el tercero de Rampla que hizo tocar fondo a Peñarol. Centro desde la derecha de César Vargas, cabezazo para despejar de Macaluso y un nuevo cabezazo de anticipación de Bizera, que terminó metiendo la pelota adentro. Increíble, 3-1 Rampla y se avecinaba una fiesta en el Cerro. Pero quedaba más; un centro que Macaluso, como un puntero por la derecha, le puso la pelota en la cabeza a Carlos Núñez, uno de los ingresados, para marcar el 3-2 en la tardecita lluviosa. Y no dejaron de pasar cosas: Malán se fue derecho para el área y Aguerre lo bajó al borde, casi adentro, y fue expulsado por Falce. Por él entró Macaluso, que se mandó una buena atajada y todo. Terminó con Peñarol, con ganas y sin fútbol, tirado arriba, echando el resto, y con Rampla agazapado para poder hacer el cuarto. Este número es mágico en ese momento, el 4, los triunfos consecutivos que tiene Rampla en el Apertura. Triunfazo y campañón del viejo picapiedra. Y se vienen los clásicos.