Los de Alfredo Arias no sacaron 1 tanto del vestuario, sacaron 2. A los 7 y a los 8 minutos, honraron su condición de colectivo más goleador de la temporada y marcaron un parcial 2-0, fundamental para entender la tarde. Rentistas fue un rival digno, pero no pudo con la durísima misión de correr dos liebres por Montevideo rural. Mereció ponerse en partido, pero chocó con las atajadas de un enorme Federico Cristóforo, que paró casi todo mientras el equipo marcaba el tercero. El resultado final de 3-1 confirma que los del Prado quieren el premio gordo del Campeonato Uruguayo. Para ello, les puede ser muy útil ganar el Clausura: teléfono para Peñarol, que esta noche deberá vencer a Fénix para pasarlos en la tabla del torneo.
El Chapita Blanco, ese Chifle Barrios del siglo XXI, que levantó el cuadro tras un mal comienzo de temporada, sigue muy campante. Hizo 2 de los 3 goles: el segundo y el último. Las corrió todas. Demostró una vigencia puesta a prueba por el ritmo de un equipo de base juvenil, en el que no desentona. Al contrario: tras los 2 tantos de ayer, lidera la tabla de goleadores del Uruguayo, con 17 conversiones. Y eso que faltó varias veces.
Pero hasta los números del goleador se eclipsan al repasar lo hecho por el arquero Cristóforo. El dato dice mucho acerca del partido. Wanderers, que llegó a ganar transitoriamente por 3 goles, tuvo en su golero a una de las figuras. Es que Rentistas peleó con armas potentes. Su técnico combatió los problemas de la banda zurda de la defensa con cambios jugados, que modificaron el sistema y sumaron delanteros. Ante la mala tarde de un Octavio Rivero bien controlado, el ingreso de Guillermo Maidana fue un acierto, pese a que Cristóforo le negó alegrías merecidas.
El trámite, que tras la supremacía bohemia del primer tiempo mutó al golpe por golpe, siempre contó con esa linda manera de jugar que tiene Wanderers. Gustó el lateral Gómez, que hizo el primer gol y subió de corrido por la derecha. Pastorini y Gastón Rodríguez acompañaron bien, y Guzmán Pereira ganó la pulseada de la marca en el medio, donde Rentistas no contó con el Bazallo habitual. Es que resulta difícil no sufrir ante un equipo tan amigo de la pelota.
Se ilusiona una hinchada con tradición, injustamente tildada de vieja, llena de familias en las que abuelos, padres e hijos comparten una pasión centenaria, presente en los hinchas que salieron al Camino Mendoza a tomar el 175 y en los que ganaron la calle a bocinazo limpio al volante de alguna cuatro por cuatro.