Cuando hizo el punto final en medio de aquel ambiente con tanta tensión y la solemnidad organizada por el autoritarismo de la FIFA, yo quería aplaudir, y me puse nervioso, porque iba a hacer algo que otros no harían o no se podía, pero otros nerviosos, contentos o desinhibidos, empezaron el clap, clap, clap, en la imponente sala de conferencias de Maracaná, llena. Aquello se transformó en un fuerte aplauso que mostraba la sensación de orgullo entre los uruguayos que estaban ahí y también entre otros latinos reconfortados por el mensaje de dignidad de Tabárez, que se plantó como pudo ante la FIFA, después de la exagerada y grotesca sanción sobre Luis Suárez.

Apenas un rato antes el maestro había comparecido sin jugador que lo acompañara -tal como lo indica el protocolo en estos casos-, y frente a la cara de sorpresa del funcionario FIFA se comunicó que no habría preguntas. Tabárez señaló que sólo hablaría de la situación de Luis Suárez. “Me voy a referir a la sanción que ha recaído sobre Luis Suárez. El tema nos ha conmovido así que, en esta cuestión, no voy a aceptar preguntas y voy a ser muy conciso. Desde que me vinculé a la competencia internacional fui un defensor acérrimo del fair play, de los valores para deportistas juveniles. Ese aspecto me valió distinciones de la propia FIFA, incluso la Orden al Mérito. La propia UNESCO me ha declarado Campeón del Deporte. He tenido reconocimientos y distinciones que agradezco y agradeceré infinita y eternamente. No puedo negar que aguardábamos una sanción, pero jamás pensábamos lo que nos enteramos con los pormenores del fallo. Por la apertura del expediente, y después que vimos las imágenes, vimos que había una posibilidad bastante cierta de sancionar a los protagonistas de la acción, tanto a Luis Suárez como a (Giorgio) Chiellini. Es de una severidad excesiva, es una decisión que está mucho más volcada hacia las opiniones de la artillería mediática que explotó ni bien terminó el partido. Tomaron cómo único tema la situación de Suárez y no sé de qué nacionalidad eran esos periodistas, pero todos hablaban en inglés. Cuando digo artillería mediática, el tema que tocaban era relacionado al pasado de Luis, por el que cumplió las sanciones”, dijo el maestro con seguridad y serenidad.

Y continuó: “Como entrenador y docente que he sido se me presenta la teoría del chivo expiatorio. Los que leyeron de psicología y de conducción de grupos lo saben: dar un castigo ejemplarizante al que comete una falta o una transgresión, no un delito, para que el colectivo, los que reciben el mensaje, sepan qué es lo que está bien, qué es lo que está mal y lo que se debería hacer. En el fundamento estamos de acuerdo. Pero se olvidan muchas veces que el chivo es una persona, que tiene derechos”.

“No justifico nada y no creo que no se deba sancionar, pero siempre hay que dar una oportunidad al que se equivoca. Se llegó a una exageración en el carácter de la pena. Siempre hay que darle una oportunidad al que transgrede, por eso no estoy de acuerdo con la teoría del chivo expiatorio. Con este fallo, ¿quién ganó?, ¿quién perdió?, ¿quién se salió con la suya? ¿Se evitarán todos los excesos desde ahora? Lo dudo. Lo definitivo, lo concluyente, que es lo que queremos dejar, nuestra visión, tomada desde adentro de este grupo de trabajo, porque lo conocemos bien al protagonista de todo esto. No sólo por el perfil que se le da a través de los errores que ha cometido. Hay otra parte de la persona. Ese es el mensaje. La severidad fue excesiva”.

El remate de su discurso fue excepcional, de mucha dignidad, y seguramente fue la reacción que muchos queríamos escuchar: “Desde hace muchos años he tenido vinculación a FIFA como instructor de cursos, como miembro del Grupo de Estudios Técnicos en mundiales de mayores y juveniles, y actualmente ocupo un cargo en la Comisión de Estrategia. En este momento siento que debo alejarme de ese cargo. No es prudente por lo menos coincidir en una organización con personas que presionaron para promover este fallo, las que lo sancionaron, que manejan criterios, procedimientos y valores muy diferentes a los que yo creo tener. Por lo tanto, en los próximos días, presentaremos la renuncia, por este motivo, de la manera que corresponda”.

Hubo un plus en su mensaje: “A Luis Suárez, que es el que ha convivido siempre con nosotros, más quizá que nadie. Le decimos que el camino es pesado y lo debe intentar recorrer nuevamente. Pero desde ya, adelantarle que jamás va a estar solo en ese intento. Y a los aficionados uruguayos, que están conmovidos como nosotros por la resonancia de la sanción, les decimos que estamos heridos, pero con una fuerza increíble y con muchísima rebeldía. Más que nunca, para el partido de mañana, vamos que vamos”.

Después de ello el técnico y los jugadores fueron a entrenar al muy bonito estadio de Vasco da Gama, São Januário, un estadio de un señorío excepcional ubicado en la zona de São Cristóvão. En los 15 minutos del entrenamiento que vimos fue imposible concluir cuál será la oncena para hoy, a las 17.00 en Maracanã. El equipo ante los colombianos seguramente será muy parecido al que le ganó a Italia, con la variante obligadísima por la exclusión de Suárez, que seguramente sea sustituido por Diego Forlán o Cristhian Stuani. La otra es la del posible retorno de Maxi Pereira a la titularidad, saliendo Álvaro Pereira y pasando Martín Cáceres al lateral izquierdo.

Es hoy. Vamos que vamos.