La brecha es tan corta en el deporte de elite que una instancia define todo. Una desatención, una falla no ajustada, un segundo. Vincent Enyeama, el arquero nigeriano, ayer fue decisivo para su equipo. Atajó pelotas dificilísimas durante 79 minutos formidables. Pero a la salida de un córner falló, su manotazo quedó corto y el cabezazo del francés Paul Pogba a las redes rompió la paridad. Ese 1-0 decidió un partido de octavos de final que parecía destinado a la prórroga. Como un relámpago, un segundo de los 5.400 que hay en 90 minutos es suficientemente determinante para dejar a una selección sin Mundial. Luego vino el 2-0, ya en tiempos de descuentos, cuando el zaguero Joseph Yobo y el golero no coordinaron un cierre a Antoine Griezmann, que se anticipó bien y bajó la cortina del partido definitivamente. Francia saca costosos boletos y espera por Alemania, partido que jugará el viernes en el estadio Maracanã de Río de Janeiro a las 13.00.

Hasta ese fatídico minuto para Nigeria, el juego había sido muy parejo. Es lo que tienen las instancias de play off directas, en las que no es prioridad arriesgar una en busca del resultado, sino más bien ir creando progresivamente las formas de hacerlo. Los africanos fueron, en ese diálogo de estudio, más audaces, minimizando la velocidad de los franceses y viendo con astucia por dónde atacar. No pudieron ni supieron golpear cuando el viento de su juego los favorecía -tampoco les cobraron a favor un penal por agarrón de Patrice Evra- y Francia, que tuvo más oficio, aguantó hasta poder generar sus chances. Siempre estuvo Vincent Enyeama, como en los galos siempre estuvo el meta Hugo Lloris, y ambos se encargaron de intervenir en las pocas chances de gol claras. Lo definieron los errores, que se pagan caro y a precio de boleto con viaje de regreso a casa.

Merci beaucoup

En la primera parte hubo una jugada de gol para cada equipo. A los 18 minutos Emmanuel Emenike convirtió un gol que fue anulado por posición adelantada. Unos minutos después, Pogba, que fue el hombre más importante de Francia por encima de un desconocido Olivier Giroud y del ariete madridista Karim Benzema, alejado de la zona en la que más daño hace, sacó una volea perfecta que fue resuelta con una gigante atajada del portero africano. Llegando a los 40 ocurrió la jugada que pudo haber sido penal, pero no fue pitada por el árbitro Mark Geiger.

Se esperaba menos de Nigeria en este Mundial, pero los verdes africanos dieron la talla En la segunda mitad siguieron manejando pelota y ritmo, aunque con mucho menos intensidad y, por ende, con menos sorpresa. Los galos no mostraron su mejor desempeño, pero cada vez que tuvieron la posibilidad crearon jugadas de gol claras: cuando no atajó Enyeama, la paró el travesaño. El muro fue todo hasta que le llegó el momento de desmoronarse. El arquero quiso tomar con su mano una pelota de córner -que quizá era para despejar con el puño- pero no lo logró. La confianza le permitió atajar las más difíciles contra Bosnia-Herzegovina, Irán, Argentina, más las de ayer. De todas se acordará; y del segundo fatal que tuvo, también.