Con un muy buen primer tiempo, Nacional consiguió elaborar la victoria 2-0 que luego cuidó. A los 31 minutos y ocho más tarde, Carlos de Pena fue el autor de los goles del bolso. Con 15 unidades, el conjunto dirigido por Álvaro Gutiérrez queda en la segunda posición de la tabla del Apertura, un punto por debajo del líder invicto, Racing.

Qué fácil parece. Qué tranquilidad se nota cuando un equipo viene en racha positiva. Pero detrás de ese brillo aparente, si se mira bien, hay un juego conciso y concreto que posibilita a Nacional hacer diferencias rápidamente. Ayer, cuando se afianzaron en la mitad de la cancha luego de un buen comienzo de Atenas, los tricolores se adueñaron de la pelota y le dieron movilidad. Hubo dos responsables directos: Ignacio González y Gonzalo Porras. Una sociedad que proyectaron a base de los buenos pies. Uno en corto, Nacho, buscando el toque, la pared y el espacio vacío; sencillito. El otro, Porras, tiene la virtud del pase largo. Iván Alonso, conocedor de esa claridad milimétrica de su compañero, buscó entre zagueros ganar los huecos para atacar. Ésa fue la característica más significativa de Nacional a la hora de ganar, demostrando cómo lastima a cualquiera jugar por la espalda.

Idénticos criterios

Ambos equipos prefirieron buscar la posesión de pelota para jugar con el balón a ras del suelo. Incluso desde cada saque de arco la intención era el pase corto. Poco a poco, Nacional fue inclinando la paridad del inicio a su favor, luego de sortear -no sin dificultades- la presión que tiraba Atenas. Fue entonces que se comenzó a destacar la mitad de la cancha. Gutiérrez cambió el sistema: puso a Nacho de 10, a De Pena por la izquierda y a Henry Giménez por la derecha, dejando solo arriba a Iván Alonso. Y cambió para bien, porque Nacho estaba enchufado y permitió que el 4-2-3-1 funcionara para ocupar el ancho del campo.

Nacional avisó a los 12 minutos con un enorme pase de Nacho para De Pena, que tiró al arco en forma de pase al segundo palo y fue gol de Alonso, pero Igor levantó la banderita cobrando fuera de juego. Atenas juega bien. Su mejor tarea se vio cuando llegaba al arco tricolor y, si bien no contó con chances claras de anotar, quedó siempre apretando en la salida. Fue en esa virtud de darse cuenta de jugar al vacío que Nacional encontró los goles, dañando en tierras de nadie: tremendo pase, a las espaldas de todos, de Gonzalo Porras para Iván Alonso y De Pena, que atropellaron y definieron. La misma receta, idéntico resultado: Alonso se tiró a la zona de volantes, controló la guinda y le puso un pase largo a De Pena para dejarlo de frente a Martín Barlocco. Con quiebre de cintura en la carrera, el volante tricolor dejó al arquero en el césped y definió ante la soledad del arco. Con ese 2-0 se fueron al descanso. Durante toda la segunda mitad Atenas intentó descontar, siempre con su teoría y práctica de fútbol de toque. No pudo. Se encontró con una expeditiva y segura zaga tricolor. Santiago Barboza pegó un palazo desde fuera del área y ésa fue la más cercana al gol. Nacional, como quien administra la renta, hizo su juego de cuidado y fue cerrando poco a poco el partido.