El semanario francés Charlie Hebdo saldrá mañana con una tirada de tres millones de ejemplares (en lugar de los 60.000 habituales) y será traducido a 16 idiomas. En su portada, que fue divulgada ayer, se ve a Mahoma con cara triste, con una lágrima y un cartel que dice: “Yo soy Charlie”. El titular dice: “Todo perdonado”.

El ataque contra la redacción del semanario, cuyos responsables se atrincheraron en una imprenta, y la toma de rehenes en un supermercado kosher, dejaron en total 17 muertos, además de los atacantes, y conmocionaron a los franceses. Los políticos se preguntan cuáles son las medidas a tomar para evitar que vuelvan a ocurrir atentados similares, ya que dos de los atacantes ya habían estado presos y condenados por hechos vinculados con el islamismo radical.

El primer ministro francés, Manuel Valls, quien reconoció que existieron “fallas” que permitieron que ocurrieran los ataques, dijo ayer en una entrevista con la radio RMC y el canal BFM TV que los servicios de seguridad creen que Amedy Coulibaly, el responsable de la toma de rehenes del viernes, tenía cómplices. Ayer Turquía reiteró que Hayat Boumedienne, la esposa de Coulibaly, estuvo en su territorio y se habría ido a Siria, pero Valls se limitó a decir que la joven de 26 años está “probablemente en Turquía o en Siria”.

Sin dar muchos más detalles para no comprometer la investigación, agregó que el nivel de alerta antiterrorista, que está en su máximo desde el miércoles, se va a mantener y se van a desplegar más militares -6.000, de acuerdo con el Ministerio del Interior- y policías para proteger sinagogas, escuelas judías y mezquitas, porque “los actos racistas y antisemitas han aumentado estos últimos años”. Desde los ataques de la semana pasada hay un fuerte temor por parte de la comunidad judía por el ataque al supermercado kosher, y desde el miércoles hubo unas 50 agresiones a mezquitas. El ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, detalló que los 717 centros escolares judíos del país serán protegidos por 4.700 policías y gendarmes.

Valls dijo además que está a favor de sumar “plenamente a la oposición” a “una respuesta de gran firmeza” en la lucha antiterrorista y anunció que se va a crear una comisión investigadora parlamentaria. Consideró que uno de los mayores desafíos son las 1.400 personas residentes en Francia vinculadas con las redes jihadistas en Irak y Siria. Expertos en inteligencia explicaron en los medios franceses que por cada individuo que se vigila día y noche, hacen falta unos 20 policías.

Sin embargo. Valls señaló que Coulibaly, a pesar de tener vínculos con islamistas, no integró ninguna red, y recordó que Al Qaeda y el grupo Estado Islámico llaman a sus seguidores a cometer atentados en sus países en lugar de ir a Siria o Irak.

El Ministerio del Interior informó que desde los ataques detectó 3.721 mensajes de apología del terrorismo en las redes sociales. En virtud de la ley aprobada en noviembre para frenar el reclutamiento y la partida de residentes en Francia hacia Siria e Irak, estas tomas de posición en internet pueden ser condenadas con hasta siete años de cárcel y 100.000 euros de multa. En ese marco, varios usuarios de Facebook y Twitter ya declararon ante la Justicia. En juicios rápidos, un hombre fue condenado a tres meses de cárcel y un joven de 19 años fue condenado a un año de cárcel con la pena en suspenso y 210 horas de trabajo para la colectividad.

El ex presidente y líder opositor Nicolas Sarkozy coincidió con varias medidas que impulsa el gobierno, como aislar a los presos por islamismo radical para evitar su influencia en las cárceles, y mejorar la cooperación con los servicios de inteligencia de otros países. Además, abogó por prohibir que quienes vayan a entrenarse a países árabes puedan regresar a Francia. Opinó también que la inmigración fomenta el activismo en nombre de una comunidad y las dificultades de integración, y consideró que hay que buscar un “equilibrio entre libertad y seguridad”, algo que es hoy el eje del debate.