Racing le ganó 1-0 a Rafaela y define mañana el primer torneo de verano. La receta fue la misma. La escuelita de Sayago cambió el entrenador pero conservó la mayoría de los jugadores de su plantel. Gran virtud, que deja de manifiesto dos cosas: que el trabajo del ex entrenador Mauricio Larriera fue productivo, y que, por otro lado, el equipo rinde bajo otras coordenadas técnicas. Es más, los ingredientes de la receta fueron los mismos que mantuvieron a Racing en la punta del Torneo Apertura: centro al área de Ignacio Nicolini y bochazo de cabeza de Damián Malrrechaufe para convertir el gol y vencer al portero uruguayo Esteban Coco Conde.
Esa apertura en el marcador fue a los cinco minutos del primer tiempo y condicionó en cierta forma el partido. La ventaja desde los vestuarios dio posibilidades de control de juego a Racing, sustentado en la buena circulación del balón a cargo del propio Nicolini, Juan Pablo Rodríguez, Carlitos Acosta, más las constantes insinuaciones cercanas al área de los argentinos que propusieron Christian Tabó y Mauricio Affonso.
El panorama de dos equipos que están en pretemporada es lógico. El fútbol claro y fluido no se vio, ya sea porque no les salió o porque las piernas, sobrecargadas de trabajos físicos, no encontraron la fineza necesaria. Con todo eso, el ablande se produjo en la segunda mitad, también por culpa -o interés-, en parte, de Atlético Rafaela y su vocación ofensiva para empatar el juego.
Lo pudo hacer, pero lo evitó en varias ocasiones el Loco Jorge Contreras. Ni Nicolás Orsini, ni Federico González, ni después Guillermo Fernández pudieron vencer al arquero de Racing. A su vez, el conjunto que ahora dirige Pablo Alonso podría sentenciar antes el partido a su favor si hubiera concretado alguna de las chances de gol con las que contó en varios contraataques. No pudieron. Nadie movió el 1-0 de Malrrechaufe en el amanecer del partido. Ese gol justifica que mañana dos de los colores que definirán la copa serán el verde y el blanco.