Francia continúa avanzando en el “día después” de los ataques que a principios de enero dejaron 20 muertos en París, entre ellos a los tres islamistas radicales autores de los ataques. Ayer, en el marco de la investigación sobre lo ocurrido, fueron imputados cuatro hombres de entre 22 y 28 años, sospechosos de haber aportado “apoyo logístico” a Amedy Coulibaly, autor de una toma de rehenes en un supermercado kosher que dejó cuatro muertos, y del asesinato de una mujer policía. Están acusados de “asociación terrorista para delinquir y cometer crímenes en contra de personas”, pero se descarta que hayan sido cómplices de los asesinatos. Paralelamente, Bulgaria autorizó la extradición a Francia de un francés detenido cuando disponía a irse a Turquía, quien se sospecha que colaboró con los autores del ataque a Charlie Hebdo Said y Chérif Kouachi.

Por otra parte, el Ministerio de Justicia informó ayer sobre 70 acciones legales en contra de personas acusadas de “apología del terrorismo”, en su mayoría en las redes sociales. Algunos franceses dicen que la libertad de expresión sólo se defiende para los que adoptan posturas favorables a las de Charlie Hebdo, atacado por publicar caricaturas de Mahoma. En respuesta a esas críticas, el primer ministro, Manuel Valls, dijo ayer que los casos de los que se está ocupando la Justicia son delitos, no de libertad de expresión, porque, al igual que el racismo, el antisemitismo y el negacionismo, la apología del terrorismo es un delito en Francia. El jefe de gobierno, hijo de inmigrantes españoles, también se refirió al debate que sacude al país respecto a cómo lograr una mejor cohesión social. Dijo que se “impuso” al país “un apartheid territorial, social y étnico”, al que se suman “discriminaciones por no tener el apellido, el color de piel correcto, o porque se es mujer”. Con el objetivo de fomentar la integración y el desarrollo del sentimiento de pertenencia, el presidente de Francia, François Hollande, anunció que pedirá que todos los jóvenes voluntarios que quieran realizar un servicio cívico (de entre seis y 12 meses) puedan hacerlo, mientras que se elevan varias voces a favor de volver al servicio militar, que dejó de existir en 1997. Según el presidente, cuatro de cada cinco franceses que se ofrecen para realizar un servicio cívico no pueden hacerlo por falta de cupos, algo que pretende cambiar de aquí a 2017.