El 4-1 con el que los carboneros de Pablo Bengoechea se despacharon ante Villa Teresa, debutante absoluto en Primera División y que anda por los puestos de abajo en la tabla del descenso, dice mucho más de lo que fue. A veces pasa eso en el fútbol; por un lado, la contundencia y la calidad de algunos jugadores, sumadas a las diferencias económicas y de todo tipo que hay entre los clubes de nuestro fútbol profesional; por el otro, la llegada del club humilde al Centenario, que con sus armas le complica el partido al cuadro grande pero no llega a dar el toque final. Más o menos eso le pasó a Villa Teresa en el primer tiempo. Por esas cosas del deporte, el Villa se fue a los vestuarios perdiendo 1-0 por un gol del Hormiga Carlos Valdez tras un centro de Diego Forlán, que ayer, como siempre, hizo todo bien dentro de la cancha. Pero el Villa de Vito Beato fue mucho más que Peñarol en esa primera etapa, y todas las veces que llegó al área se encontró con las manos del artiguense Gastón Guruceaga, de gran partido, que le hizo un par de atajadas bárbaras al Rata Diego Martiñones que podrían haber sido el empate de los rojiblancos. Jugó muy mal Peñarol en ese primer tiempo, pero se fue a descansar con la ventaja; ésta no sólo significaba un triunfo más en el Apertura sino también la llegada a la punta en solitario a una semana del clásico. Vaya ventaja y tranquilidad para los aurinegros después de una primera etapa con poco juego, muchos pases mal entregados, demasiados errores y unos cuantos pelotazos para que se las arreglara Marcelo Zalayeta. Dicen que a veces los equipos no juegan bien, pero se les abre el arco con el talento y la calidad de sus figuras. Lo que no hizo Peñarol de manera colectiva lo resolvió de forma personal, con la calidad de sus trotamundos. Diego Forlán, la figura de este Peñarol, ha sido muy importante para que el equipo esté primero. Claro que Luis Aguiar, el volante más goleador de nuestro fútbol, y los delanteros Diego Ifrán y Cristian Palacios también aportaron cosas importantes. Sólo cuatro minutos pasaron del segundo tiempo para que el cerrochatense Ifrán pusiera el 2-0 y empezara a torcer la balanza a su favor. ¿El pase? De Forlán, claro. Ese gol no le permitió a Villa Teresa plantarse como lo había hecho en el primer tiempo, y la llegada del tercero fue letal para esas aspiraciones de llevarse algo del estadio. El golazo lo hizo el 10, pero fue la jugada maravillosa de Luis Aguiar la que determinó que el partido se liquidara. El de José Enrique Rodó tomó la pelota en la mitad de la cancha y empezó a apilar jugadores contra el sector de la platea Olímpica; con caño incluido, la cambió de frente para que Forlán la durmiera en su pie derecho y la dejara muerta en el piso para sacar un tremendo remate de derecha, que se coló en el ángulo del arco de la Ámsterdam que defendía Ramiro Bentancur. Flor de jugada y terrible golazo. 3-0 y a otra cosa. Entre cambios y movimientos en los bancos de suplentes llegó el descuento de Villa Teresa con otro lindo gol de larga distancia de Martín Arguiñarena, que por lo menos le puso un poco de suspenso a la tarde.
El 4-1 llegó con un toquecito de Cristian Palacios, que recién había ingresado a la cancha. El salteño recibió un córner rasante de Forlán y se encontró casi en la línea para empujarla. Y Forlán podría haber hecho el quinto. El 10 le pegó y la pelota fue al palo y pudo ser el quinto que no llegó, pero cerró un gran partido del delantero, que participó en los cuatro goles mirasoles. La semana que viene Peñarol tendrá el clásico, al que llegará como puntero exclusivo del torneo. Villa Teresa deberá sumar muchísimos puntos en esta recta final del torneo y en lo que queda de la temporada para no volver a jugar en la B.