La carrera electoral peruana se disputa entre una veintena de candidatos aunque, por el momento, son dos los que llevan ventaja. Según la última encuesta de la empresa Ipsos, la favorita es Keiko Fujimori, con 34% de apoyo, seguida por el ex ministro de Economía Pedro Pablo Kuzcynski, con 16% de intención de voto. Abajo se ubican el empresario y ex gobernador César Acuña, que cuenta con 10% del apoyo, y el ex presidente Alan García, que suma 9%.

Además de votar a un presidente, el 10 de abril los peruanos eligen dos vicepresidentes y 130 congresistas, que ejercerán durante el período 2016-2021. Quienes aspiran a la presidencia son muchos, provienen de distintos ámbitos y están encarando distintos formatos de campaña. Para los favoritos la clave está en el cambio.

Keiko Fujimori es la hija del ex presidente Alberto Fujimori, que gobernó Perú durante una década y hoy está en prisión por violaciones a los derechos humanos y delitos de corrupción cometidos durante su mandato. Su madre es Susana Higuchi, quien se divorció del ex mandatario en 1994 -alegando torturas y maltrato por parte de su marido- y le dejó el asiento de primera dama a Keiko, que con 19 años ya mostraba su capacidad para liderar. Considerando estos hechos, no es raro que Keiko se presente como candidata desmarcándose de su familia y, en particular, de lo que fue el gobierno de su progenitor, que renunció a su cargo desde Japón, mediante un fax.

La mayor de los hermanos Fujimori, candidata por el partido conservador Fuerza Popular, parece haber asumido casi todas sus responsabilidades políticas por cumplir con una especie de deber hereditario. En 1994, se convirtió en la primera dama más joven de América Latina y, en el 2000, la renuncia de su padre la colocó automáticamente a la cabeza del fujimorismo. Seis años después, Keiko ya era congresista por Lima. En 2011, fue la candidata presidencial de Fuerza 2011 -actual Fuerza Popular- y quedó en segundo lugar, detrás del actual presidente Ollanta Humala. Fue así la primera mujer en la historia peruana en disputar una segunda vuelta electoral presidencial y consolidó a su partido como la segunda fuerza política del país. Este año va por la revancha.

La campaña de Keiko la posiciona como una líder popular, humilde y, sobre todo, libre de culpas: en la biografía narrada en primera persona publicada en la web oficial de su partido, se desliga de las investigaciones que quisieron hundirla junto a su padre. “Tras la renuncia de mi padre a la presidencia, se iniciaron varias comisiones investigadoras en el Congreso de la República [...] y la Fiscalía hizo numerosas denuncias en mi contra. Frente a este ataque político, con convicción y fortaleza, permanecí en el país y colaboré con las autoridades nacionales, que finalmente cerraron todos los casos sin encontrar prueba alguna en mi contra”, dice el texto. La dirigente también se desliga de la oscura historia familiar cuando organiza charlas sobre seguridad ciudadana y violencia familiar, ofrece campañas de salud, les pinta las caras a los más chicos y brinda asesoría legal a mujeres víctimas de violencia en los locales de campaña que Fuerza Popular abrió en Lima.

Sin embargo, su equipo de asesores demuestra una tendencia contraria. Incluye a dos ex ministros de su padre, Jaime Yoshiyama y Manuel Vara Ochoa -ex jefe de un programa de asistencia alimentaria que cubría lazos de corrupción-, y al hijo del ex primer ministro de Fujimori, Carlos Torres y Torres Lara, según informó El País de Madrid. Además, entre los parlamentarios de Fuerza Popular figuran Alejandro Aguinaga, ministro de Salud en el segundo gobierno fujimorista -cuando se ejecutó el mayor número de esterilizaciones forzadas-, y Martha Chávez, ex presidenta del Congreso de Perú, quien durante su gestión aprobó amnistías a militares violadores de derechos humanos y otras irregularidades del período de Fujimori.

El otro

Pedro Pablo Kuczynski es el actual candidato a la presidencia por el partido Peruanos por el Kambio, que tiene sus mismas iniciales. El domingo lanzó su plan de gobierno, centrado en la economía y la seguridad ciudadana. Sobre el primer tema, el candidato anunció que bajará los impuestos a las medianas y pequeñas empresas, y que reducirá el impuesto a la renta y el impuesto general a las ventas. Además, aseguró la generación de tres millones de nuevos puestos de trabajo en los próximos cinco años y el incremento del salario mínimo, de los sueldos en el sector público y los de policías y maestros. En el tema de la seguridad, anunció la “refundación” de la Policía, con mejor entrenamiento y expulsando a los corruptos, y la creación de cárceles productivas donde los internos aprendan un oficio.

La historia de Kuczynski es diferente, porque lejos de absorber la política desde la cuna, como en el caso de su principal contrincante, su acercamiento nació de un background estrictamente económico, que lo llevó a ocupar múltiples cargos de poder. Kuczynski trabajó como economista en empresas de distintos países. En 1966, ya en Perú, tuvo su primer contacto con la política, cuando fue asesor económico del entonces presidente Fernando Belaúnde. Enseguida fue nombrado gerente del Banco Central de Reserva de Perú, pero su gestión se vio empañada tras el golpe de Estado militar de 1968, cuando fue acusado junto a otros gerentes de cooperar con la International Petroleum Company para sacar más de 100 millones de dólares de Perú a Estados Unidos. En la valija de un auto, Kuczynski viajó a ese país, donde vivió 12 años, y llegó a ser jefe de Planificación y Política del Banco Mundial y presidente del First Boston International.

Cuando volvió a Perú, en 1980, decidió dedicarse a la política y colaboró en la campaña electoral de Belaúnde, quien al asumir su segundo mandato lo nombró ministro de Energía y Minería. En los años 90, se volcó a dirigir una decena de empresas y multinacionales, hasta que asumió como jefe de plan de gobierno durante la campaña presidencial de Alejandro Toledo. Cuando en 2001 Toledo ganó, Kuczynski fue designado ministro de Economía y Finanzas. Un año después, ante el aumento de las protestas sociales por la privatización de empresas eléctricas, renunció a su cargo, sólo para retomarlo en 2004.

En 2005, fue nombrado presidente del Consejo de Ministros del Perú, cargo que ocupó durante un año, y en 2011, finalmente, dio un paso más y se postuló a la presidencia al frente de la Alianza por el Gran Cambio -conformada por el Partido Popular Cristiano, el Partido Humanista Peruano, el partido Restauración Nacional y el partido Alianza para el Progreso-. Quedó en el tercer lugar, atrás de Fujimori y Humala.

Pero en su escala al poder, Kuczynski también pateó sus goles en contra. Uno es el tema de su nacionalidad. Cuando solicitó la estadounidense tuvo que renunciar a la peruana, ya que la Constitución de su país prohibía la doble nacionalidad, actitud por la que fue criticado, especialmente durante su campaña electoral del 2011. Unos meses antes de las elecciones, Kuczynski anunció que renunciaría a su nacionalidad estadounidense, pero nunca lo hizo. Otro hecho controvertido fueron las expresiones discriminatorias que tuvo en 2006, durante una conferencia en Lima, cuando se refirió a los opositores del Tratado de Libre Comercio Perú-Estados Unidos como personas provenientes “de una parte de los Andes” donde “la altura impide que el oxígeno llegue al cerebro”.

En su segunda oportunidad para llegar a la presidencia, cuenta con el apoyo de los también ex ministros del gobierno de Toledo Fernando Rospigliosi, Carlos Bruce y Gino Costa, según informó la agencia de noticias Efe.

Por su parte, el candidato oficialista está lejos de lograr adhesiones, y el gobernante Partido Nacionalista Peruano no descartó, incluso, reevaluar su candidatura. Según una encuesta de la consultora Datum, el ex ministro de Vivienda Milton von Hesse, propuesto por la amplia aceptación que tuvo al mando de esa cartera, cuenta con apenas 0,2% de apoyo. Su plan tiene una fuerte impronta social e incluye mejoras en el acceso a la salud, la seguridad ciudadana, incentivos a la competitividad y “crear un país inclusivo”.