Jugando como local en el Parque Alfredo Víctor Viera, Wanderers rescató un punto sobre el final del partido y le amargó la jornada a Racing. Los de Sayago pudieron haberlo liquidado, pero se dejaron estar. La irregularidad de ambos equipos determinó que ninguno se llevara lo que necesitaba para arrimarse al pelotón.
Todo cambia, todo se anula cuando un gol llega desde el vestuario y arruina lo que se había planificado. En la salida, Juan Pablo Rodríguez, a pura potencia, robó una linda bocha que tenía dominada el local. A base de enganches, el volante se metió en el área y Emiliano Díaz lo bajó. Claro penal. Leandro Ezquerra, con calidad, pateó y puso el 1-0 para Racing. Parecía que el resultado obligaba al bohemio a rebelarse, pero no. Fue mucho más el equipo de Darío Larrosa y podría haber hecho varios goles, aunque sólo concretó uno. Jonathan Ramis tuvo tres. Primero definió de sombrerito y pasó cerca. En la segunda, con tiempo y mucha clase, el artiguense definió con un toque sutil de borde interno para el 2-0. Casi enseguida, el delantero se fue en un mano a mano y prefirió la fuerza antes que la maña, y no le salió. Por si fuera poco, Juan Pablo Rodríguez probó con un zurdazo y la pelota dio en el palo. Todo mal para el equipo del Prado, que veía cómo se le venía la noche. Gastón Machado, ya del todo jugado, mandó a la cancha a Kevin Ramírez por Emiliano Díaz unos minutos antes de que terminara el primer tiempo. El riverense recién ingresado fue lo mejor de la tarde: apenas entró, puso el descuento, que permitió a su equipo irse al descanso con otra cara. El complemento fue todo de Wanderers. Apareció el equipo de los circuitos y el juego rápido, y las chances llegaron. Racing se paró de contra y arrimó, pero no pudo liquidarlo. Ramis estaba agotado -salió lesionado-, por lo que Larrosa optó por Renzo López para castigar. El delantero entró con mucha fuerza (demasiada), porque, apenas ingresó, vio la roja, tras una dura entrada ante Leonardo Burián. Con esa circunstancia, el albinegro se fue con todo arriba para conseguir el empate. Racing se cerró muy bien y casi no falló, salvo en la última jugada. Maximiliano Olivera metió un centro y el salvador bohemio, Kevin Ramírez, la vio venir y puso un cabezazo tremendo contra el palo, sellando el 2-2 definitivo. Wanderers rescató un punto que quizá no le sirva, pero tuvo sus méritos por ir a buscarlo cuando lo perdía. Racing, que podría haber valorado más el empate desde lo previo, mastica la bronca por no saberlo cerrar.