La Alianza por el Clima, que reúne a unas 400 organizaciones sociales, convocó para ayer a manifestaciones en todo el mundo, para reclamar a los presidentes que asisten desde hoy a la cumbre del clima de París que tomen las medidas necesarias para frenar el cambio climático antes de que la situación sea dramática e irreversible. Casi 300 personas fueron detenidas ayer en París después de que algunos grupos, que participaron en una manifestación prohibida, se enfrentaran con la Policía. Según informó ayer la Alianza por el Clima, se realizaron 2.300 manifestaciones en 175 países, que reunieron unas 600.000 personas. La más numerosa fue la de Londres, con 50.000 asistentes, pero la mayor atención estuvo en París. En la capital francesa se esperaba también una manifestación masiva, pero el gobierno prohibió las movilizaciones durante las dos semanas que dure la cumbre conocida como COP21 y cuyo nombre oficial es Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático.

La excepción a la prohibición fue una protesta pacífica que se realizó ayer de mañana en la Plaza de la República, la misma en la que se honra a las víctimas de los ataques cometidos el viernes 13 por el grupo jihadista Estado Islámico. Centenares de personas asistieron a esa movilización para dejar, en la plaza, 22.000 pares de zapatos en representación del número de personas que se esperaba que asistieran a la marcha prohibida. Después de colocar los zapatos, unas 10.000 personas según los organizadores -4.500 según la Policía-, hicieron una doble cadena humana que unía la Plaza de la República y la de la Nación, punto de partida y de llegada de la marcha que no pudo realizarse.

Luego de que esa primera manifestación se retirara, algunos grupos de personas con la cara tapada se quedaron en la plaza, que estaba cercada por unos 500 policías antidisturbios. Finalmente éstos desalojaron el lugar utilizando gases lacrimógenos y avanzando con sus escudos mientras los manifestantes gritaban: “¡Libertad, libertad, libertad!” y “¡Estado policial!”. Durante el desalojo fueron detenidas 289 personas, la mayoría de las cuales eran interrogadas ayer.

Torciendo los límites

El gobierno francés utilizó estos enfrentamientos para reivindicar la prohibición de manifestaciones durante la cumbre. “La firmeza será total”, aseguró el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve. Las medidas de seguridad dispuestas incluyen también el control en las fronteras y arresto domiciliario para 26 activistas que en protestas anteriores participaron en “actos violentos”.

El ministro del Interior y el presidente francés, François Hollande, señalaron que quienes habían causado los disturbios no eran los mismos que habían participado en la movilización pacífica anterior, y criticaron que estos enfrentamientos hayan tenido lugar en el sitio donde se han concentrado las ofrendas a las víctimas de los atentados del viernes 13.

“Nosotros sabemos que hay elementos alborotadores, que por cierto no tienen nada que ver con los ecologistas”, dijo Hollande, y agregó que ése “es el motivo por el que estas manifestaciones no se han autorizado”. Cazeneuve criticó que “una minoría violenta” haya querido hacer una movilización prohibida y afirmó: “Hemos hecho todo lo posible por maximizar la seguridad en la conferencia y en sus alrededores”, agregó.

Por su parte, la Alianza por el Clima anunció que en estas dos semanas seguirá haciendo “acciones simbólicas y colectivas” a pesar de las prohibiciones. Varios de los grupos que integran la alianza, como la organización Avaaz, han llamado a la desobediencia civil a los miles de activistas convocados en París por la cumbre. “Nunca hacen historia quienes piden permiso” es una de sus frases de referencia.

Cuándo y dónde serán estas movilizaciones no se ha dado a conocer, pero sí se sabe que habrá bicicleteadas masivas, una “marcha” de autos eléctricos y mucho activismo virtual para presionar a los jefes de Estado que se reúnen, desde hoy, para adoptar medidas que disminuyan la emisión de gases de efecto invernadero y acordar un fondo para el clima que sea una ayuda para que los países menos desarrollados puedan implementar cambios necesarios para concretar esa reducción de emisiones.