El papa Francisco arribó el domingo a la República Centroafricana del Congo, la última escala de una gira africana que incluyó también Kenia y Uganda. El país se encuentra devastado por una guerra civil entre cristianos y musulmanes, que dejó varios millones de muertos. El sumo pontífice se refirió a este tema y destacó la alta tasa de natalidad de ese país, ya que si ésta fuese similar a la de países “que le dan la espalda a Dios y utilizan métodos de control de la natalidad”, la República Democrática del Congo tendría “serios problemas demográficos”. “Insto a los congoleños y a todos los africanos a seguir reproduciéndose a gran velocidad, como lo han hecho hasta ahora”, declaró Francisco. Fuentes del Vaticano aseguraron que debido a esta visita el papa abandonó su idea de “flexibilizar” la postura de la iglesia con respecto al crecimiento demográfico en África. “Esta gente está en el horno, no tiene sentido andarse con medias tintas. Si vamos a hacerla, vamos a hacerla bien”, habría asegurado.
Si bien entre las jerarquías de la iglesia católica la mayoría avaló la decisión de Francisco de visitar África, algunos calificaron la gira como “demasiado riesgosa”, debido a los posibles atentados que podría sufrir. “Ir a Congo hoy en día es tan peligroso como tener relaciones sexuales sin preservativo en tiempos del sida, algo que es muy común en varios países africanos, con las consecuencias que todos conocemos. La diferencia es que en el segundo caso la idea es no enojar al Señor, mientras que en el primero el objetivo es hacerle un improductivo lavado de cara a la iglesia, que le permitirá, a lo sumo, retrasar un par de años su inevitable decadencia”, aseguró una fuente eclesiástica.
Mientras tanto, Francisco defiende su decisión, ya que, según argumentó, “corro más peligro de ser envenenado en el Vaticano por mis posturas progresistas que de ser asesinado en África”.