Los enfrentamientos en Ucrania entre el Ejército y los separatistas pro rusos eclipsaron los esfuerzos que se estaban llevando adelante en Minsk, Bielorrusia, para lograr un acuerdo entre las partes. Los rebeldes intentan avanzar en la ciudad de Debaltseve que el Ejército está defendiendo. Los enfrentamientos de ayer causaron la muerte de 19 soldados, seis civiles y un número todavía no determinado de rebeldes.

Al llegar a Minsk, el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, advirtió que si no se produce “una disminución de tensiones” la situación “se saldrá de control”. Poroshenko participaba ayer en una cumbre con sus pares de Alemania, Angela Merkel, Francia, François Hollande, y Rusia, Vladimir Putin. El presidente ruso había advertido que no viajaría a Minsk si no había una posibilidad firme de acuerdo. Se preveía que debido al fuerte avance rebelde, cualquier pacto que se alcanzara favorecería a éstos contra los intereses de Kiev.

Los jefes de Estado estuvieron reunidos durante más de tres horas, al cabo de las cuales sus asesores se retiraron y quedaron a solas. El canciller bielorruso, Vladimir Makei, dijo que había “avances” en las negociaciones, pero también que era “difícil predecir cuándo concluirán”.