Ni bien asumió su cargo, el presidente Tabaré Vázquez anunció una política de austeridad para reducir los gastos de funcionamiento del Estado. Este anuncio había causado “cierto desánimo” entre los dirigentes del oficialismo. “Ocupar un cargo en la administración representa para nosotros una oportunidad de aplicar la profunda vocación transformadora que tenemos los dirigentes de la izquierda. Ese deseo de transformación lo aplicamos al mundo, a nuestro país, a la izquierda misma, a nuestras vidas, a nuestras casas, a nuestros autos, a nuestros electrodomésticos y a muchas otras cosas más. En mi caso, por ejemplo, tenía planeado transformar la cocina, el living y el comedor de mi casa en un espacio único, con cocina integrada”, explicó un dirigente del Frente Amplio que fue designado para ocupar un cargo en el directorio de un organismo estatal. El funcionario reconoció: “Luego del anuncio de Vázquez comencé a cuestionarme si realmente pertenecía al lugar en el que me colocaron”.
El plan de austeridad también había causado una leve pérdida de interés entre los dirigentes blancos, colorados e independientes, que aspiraban a ocupar los cargos en organismos estatales que Vázquez ofreció a la oposición. Pero este clima de desánimo en filas oficialistas y opositoras se transformó en franca preocupación cuando se divulgó que la marcha atrás en la designación de Beatriz Silva como directora general de Secretaría del Ministerio de Salud Pública podría haberse debido a su decisión de crear nuevos cargos de dirección. “Cuando a mí me hablan de austeridad, me imagino ahorros en lapiceras, post it y esas cosas. A lo sumo, algún viaje en avión con una escala en lugar de un vuelo directo. Pero esto de no poder rodearse de la gente en la que uno confía y pagarle un salario adecuado ya es demasiado”, aseguró un dirigente nacionalista, que confesó que retiró su nombre de la lista de candidatos a ocupar cargos de dirección en el gobierno.